Fue comenzar el verano y formarse una ola imparable que superó los 4 millones de contagios. Hasta 653.600 en estos 35 días de subida sin descanso. Pasando de una incidencia por debajo de 100 hasta superar el pico de los 700. Los motivos se concentran en una “tormenta perfecta”: la supercontagiosa variante Delta, la relajación de la mascarilla y, como no, el descontrol de los jóvenes. Una explosión de contagios que se ha podido contener en los hospitales gracias a una vacunación masiva, rápida y eficaz. Aun así, en julio, la curva de ingresos se ha cuadriplicado, la ocupación en UCI es el triple y la presión del virus continua. Una quinta ola que se ha llevado, de momento, a 723 personas.