Aniversario

Cuarenta años de la revolución Macintosh, el ordenador que lo cambió todo

El Mac, lanzado por Apple el 24 de enero de 1984, puso en primer plano la experiencia del usuario y ya nada volvió a ser igual

Un joven Steve Jobs posa con el primer Macintosh, en una foto tomada en enero de 1984.

Un joven Steve Jobs posa con el primer Macintosh, en una foto tomada en enero de 1984. / BERNARD GOTFRYD

Rafa López

No fue un éxito de ventas y, de hecho, al año siguiente de su lanzamiento, su impulsor, Steve Jobs, tuvo que abandonar la compañía que él mismo fundó, pero el Macintosh de Apple estableció un principio que ya no tenía vuelta atrás: dar prioridad absoluta a la experiencia del usuario. Sin ese pequeño ordenador personal no se entendería la informática de consumo que vendría después ni tampoco el iPod, el iPhone y el iPad, artilugios disruptivos que cambiaron nuestra forma de interactuar con la tecnología de consumo. Ya no la podemos concebir más que como una prolongación de nosotros mismos.

El 24 de enero de 1984 salía al mercado el Macintosh, precedido, dos días antes, por un anuncio televisivo emitido en la Super Bowl y dirigido nada menos que por Ridley Scott (“Blade Runner”, “Alien, el octavo pasajero”). El spot, de un minuto de duración, se titulaba “1984” y se inspiraba en la obra homónima de George Orwell. En él aparecía una joven destruyendo con un enorme mazo una pantalla donde aparecía el Gran Hermano de la novela. No mostraba por ninguna parte el Macintosh, pero prometía que “1984 ya no sería como 1984”. En otras palabras, iba a terminar con la dictadura de la informática que no estaba pensada para el usuario corriente.

“Quizás el Mac no triunfara comercialmente en su momento, pero demostró con creces la viabilidad de los interfaces con ventanas, iconos, ratón y puntero –señala a FARO Javier Pedreira “Wicho”, uno de los puntales del blog tecnológico Microsiervos. Como muchos otros expertos, coincide en que el Macintosh fue clave para hacer que la informática personal fuera de uso accesible para un público amplio.

"El ordenador que desaparece"

Wicho lo vincula a la adopción de un tipo de interfaces que fue parte de lo que Walt Mossberg, durante muchos años columnista de tecnología en “The New York Times”, denomina “el ordenador que desaparece”: “Es un proceso que hace que la forma de manejarlos se parezca cada vez más a aquello a lo que estamos acostumbrados y que por ahora tiene su epítome en los interfaces táctiles de móviles y tablets: funcionan tocando cosas, tal y como funciona el mundo real, hasta el punto de que no pensamos en ellos como los ordenadores tan potentes que son en realidad”, explica.

La clave no estaba exactamente en una tecnología pionera. Como apunta Jacob O. Wobbrock, profesor de Información en la Universidad de Washington (EEUU), el Macintosh no fue el primer ordenador en tener una interfaz gráfica de usuario ni en emplear la metáfora del escritorio (con iconos, archivos, carpetas y ventanas). Tampoco fue el primer ordenador personal destinado a uso doméstico, de oficina o educativo, ni el primero en utilizar un ratón. “Ni siquiera fue el primer ordenador de Apple en ser o tener alguna de estas cosas: el Apple Lisa, lanzado un año antes, las tenía todas”, recuerda Wobbrock en un reciente artículo en 'The Conversation'. “Su mérito consistió en dar a la gente un accesorio, no para frikis o aficionados a la tecnología, sino para madres que trabajaban en casa, padres futbolistas y estudiantes de octavo curso que lo utilizaban para escribir documentos, editar hojas de cálculo, hacer dibujos y jugar”, añade.

Steve Jobs fue el principal “padre” del Macintosh. En 1981 tomó las riendas de un proyecto que había comenzado en 1978 y que había dado como resultado el ya mencionado Apple Lisa, lanzado en 1983 con interfaz gráfica de usuario y ratón, avances que Jobs y su equipo tomaron de Xerox. Se dio la circunstancia de que Steve Wozniak, el otro cofundador de Apple junto a Jobs, había sufrido un accidente de avión en 1981 y estaba de baja por ello, lo que falicitó que Jobs tomase el control.

Los comienzos del Macintosh no fueron fáciles. Jobs, que tenía solo 28 años cuando se lanzó el Macintosh, se había empeñado en que el ordenador no tuviese ventilador para refrigerarlo, lo que hacía que fuera muy silencioso pero aumentaba el riesgo de averías. Y su alto precio –2.495 dólares en 1984, equivalentes a unos 6.500 euros actuales– era un gran problema. “Los PC compatibles con MS-DOS eran mucho más baratos. Y aunque con el tiempo se fue sabiendo que a la larga los Mac duraban más, con lo que la inversión extra compensaba, era algo difícil de explicar y que muchas de las personas que querían comprar un ordenador no apreciaban –destaca Wicho–. Además, para cuando llegó el Mac, los PC con MS-DOS se habían convertido en el estándar de facto. Así que no sólo ibas contra corriente, sino que la disponibilidad de software –y no hablo precisamente de disponibilidad comercial– era otro hándicap para los Mac”.

Tras un éxito de ventas inicial, el bajo rendimiento y la limitada gama de 'software' disponible del Macintosh provocaron un desplome de las ventas en la segunda mitad de 1984. Tras hacerse evidente que no superaría al PC de IBM, en septiembre de 1985 Jobs dejó la compañía que había fundado en 1976.

El alto precio del Mac, sumado a los aranceles de este producto, fabricado en California, contribuyeron a que llegase a España a cuentagotas. Wicho recuerda que el de la edición “fue su mercado estrella en aquellos primeros años”, porque el Mac “era casi infinitamente más barato que los sistemas más o menos informatizados que se usaban en el mundo de las artes gráficas. La aparición de PageMaker, el PostScript y las impresoras láser acabaron de afianzar su posición y luego dominio en ese mercado”, detalla.

Destaca también la importancia del mercado educativo, para el que Apple ofrecía entonces amplios descuentos, probablemente pensando en fomentar una cantera de futuros usuarios. “Su facilidad de uso, el WYSIWYG [siglas de 'What You See Is What You Get'], lo que en lenguaje humano quiere decir que lo que ves en la pantalla es lo que obtienes al imprimir, y aplicaciones como HyperCard, que permitían programar sin saber programar para hacer materiales educativos, fueron muy importantes en este campo”, subraya el experto gallego.

Tras el regreso de Steve Jobs en 1997, Apple lanzó el iMac (1998). “Se convirtió en un enorme éxito de ventas que creo que no es exagerado decir que salvó la empresa”, opina Wicho. Otro momento clave fue la presentación, en 2001, de Mac OS X, que “dotó a los Mac de un sistema operativo moderno y robusto que aún hoy en día sigue en uso, aunque convenientemente evolucionado, claro”, añade el experto.

Luego llegaron el reproductor de audio iPod (2001) y, sobre todo, el iPhone (2007), principal responsable de que la empresa californiana sea la primera del mundo en capitalización bursátil: 2,74 billones de euros. Es el descomunal valor de una compañía que, con el Macintosh, puso la óptima experiencia del usuario en el centro de su filosofía. 

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