Después de sufrir dos años abocados a la angustiosa incertidumbre por el futuro de sus hogares, los vecinos de los apartamentos Don Pepe han empezado a ver «la luz al final del túnel», en palabras de la presidenta de la comunidad de propietarios, Silvia Hernández. Su pesadilla empezó en junio de 2020, a raíz de detectarse problemas estructurales en uno de los dos edificios de la urbanización. Siguieron tres órdenes de desalojo hasta vaciar completamente la cincuentena de pisos del bloque A en diciembre de 2021.
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La lucha vecinal para defender sus propiedades fructificó el pasado 25 de julio con la firma de un acuerdo con el Govern balear, Consell de Ibiza y Ayuntamiento de Sant Josep para permutar sus viviendas. A este pacto se han adherido también los propietarios del otro edificio de los Don Pepe, también con 50 pisos y en pleno Parque Natural de ses Salines.
Todos ellos podrán optar a una nueva propiedad en la promoción que se levantará para ellos en la avenida de Sant Jordi, colindante a la urbanización de Can Raspalls. El proyecto se financiará con el impuesto de turismo sostenible y debe superar una burocracia que dilatará su construcción, aún sin fecha. Mientras, los afectados podrán beneficiarse de una línea de ayudas especiales para el alquiler.