Arqueología

Excavar un puticlub como si fuese Pompeya: arqueología para desnudar al 'homo putero'

Dos arqueólogos gallegos emprenden un proyecto para radiografiar la "sórdida" realidad de los locales de alterne que brotaron en las carreteras nacionales

La barra americana del club de Anllares, en El Bierzo.

La barra americana del club de Anllares, en El Bierzo. / XURXO AYÁN

Alberto Leyenda | @AlbertoLeyenda

La planta del yacimiento del Blanco y Negro muestra un edificio rectangular, con dos fases constructivas distintas. Buena parte del espacio está ocupado por pequeñas estancias, que los arqueólogos definen como "celdas". Cada una tiene un pequeño vano de 30 por 30 centímetros y en su interior unos bloques de cemento servían de soporte sobre el que colocar el colchón. Los arqueólogos tienen la certeza de que los restos analizados se corresponden a los de un prostíbulo; pero no de época romana ni medieval, sino de la España contemporánea. El Blanco y Negro, localizado en El Bierzo, estuvo en activo entre 1985 y 1997 y bajo el polvo de sus ruinas se esconden las historias invisibles de las mujeres allí explotadas sexualmente.

"La metodología es la misma para excavar una cueva paleolítica que para un puticlub", resume el arqueólogo Xurxo Ayán. Junto a su colega Carlos Otero, se ha propuesto aplicar las técnicas que tantas veces han utilizado en yacimientos más convencionales en los clubes de carretera que brotaron al borde de las nacionales desde los años 70. De momento han trabajado en dos locales de la comarca berciana y en el Eros de Lugo, el que fue el epicentro de la operación Carioca. Tienen previsto excavar otros tres —uno en O Morrazo, otro en O Corgo y otro en Vimianzo— y para final de año cuentan con publicar los resultados en dos artículos científicos. También tendrán un capítulo dentro de una enciclopedia de la esclavitud que se está elaborando en Reino Unido.

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Este proyecto pionero en la península ibérica, que ambos están realizando por su cuenta y mediante autofinanciación, empezó a materializarse en 2021, pero la idea estaba en el aire desde mucho antes. Xurxo Ayán cuenta que, cuando empezó a trabajar como arqueólogo, de camino a los yacimientos solía bromear con sus compañeros con que algún día tendrían que excavar las ruinas de los clubes de alterne con los que se encontraban en las carreteras nacionales que vertebran Galicia. El arqueólogo mantiene un sano sentido del humor que expresa en forma de retranca, pero se toma muy en serio esta "arqueología de la explotación sexual" y la "impunidad" con la que se opera en ese mundo.

Ayán explica que buscan emplear el registro arqueológico como "herramienta de denuncia y arma política" contra una realidad "sórdida" que ha sido normalizada a lo largo de las últimas décadas. "Igual que llevamos a los chavales a ver castros, también tendrían que visitar estos sitios. Tienen que tomar conciencia de cómo vivían esas mujeres".

Análisis de los restos

Las bebidas típicas de los clubes de alterne, que apenas se consumían en España hasta los años 70, eran un marca de modernidad.

Las bebidas típicas de los clubes de alterne, que apenas se consumían en España hasta los años 70, eran un marca de modernidad. / XURXO AYÁN

A través de los restos, los investigadores van trazando el modelo de masculinidad triunfante en la España que abrazaba la modernidad tras el franquismo, pero también exponen la dinámica neoliberal de "depredación de territorios, cuerpos y memorias", bajo la premisa de maximizar los beneficios a cualquier costa. Y también están sacando a la luz la invisibilización que sufrían esas mujeres.

Como en cualquier investigación arqueológica, Ayán y Otero ponen en relación los restos hallados con su contexto histórico. Exponen, así, que los típicos clubs de carretera aparecen en un momento muy concreto: la progresiva apertura del país al extranjero desde el tardofranquismo y el bum constructor de las nacionales, tras la popularización del vehículo privado. Antes de los 70, la prostitución se practicaba en las ciudades, en las villas y en cabeceras de comarca.

Estos puticlubs viven su apogeo en los 80 y 90, y su decadencia llega con la expansión de las autovías. El caso del Blanco y Negro, al pie de la N-120 en Bembibre, es paradigmático, una "pequeña Pompeya", por su estado de conservación. Lo erigió junto a un mesón —un binomio habitual— un camionero en 1985, y vivió sus años de gloria, precisamente, mientras se construyó la A-6. Pero la puesta en servicio de la vía de alta capacidad conllevó su decadencia; a partir de finales de los 90 los pequeños locales de carretera entran en declive para dar paso a la aparición de grandes prostíbulos en las inmediaciones de las rotondas de acceso a las autovía y a una distancia de 15 minutos de las ciudades. Ese nuevo modelo convive con la prostitución en pisos, que ha cobrado más fuerza desde la pandemia del COVID.

"Atmósfera sensorial"

¿Qué se encontraron los arqueólogos gallegos en sus intervenciones? De entrada, una absoluta pobreza de materiales constructivos. Los promotores de estos negocios no estaban por la labor de invertir demasiado, más allá de los alardes kitsch tan recurrentes, como el aspecto de fortaleza medieval o los guiños grecolatinos. "En el Blanco y Negro no existen habitaciones, son celdas sórdidas y tétricas", resumen. El que investigaron junto a la derruida central térmica de Anllares es un galpón que ha quedado en medio de la nada, lleno de pacas de hierba y pienso. Una metáfora perfecta de cómo debieron vivir esas mujeres, consideradas también mero "ganado".

Los objetos hallados ayudan a recrear la "atmósfera sensorial" de estos lugares. "El putero se consolida un adalid de la Modernidad", estiman Ayán y Otero, que reconstruyen esa identidad gracias a elementos con el tabaco o las bebidas alcohólicas. El rubio americano, de contrabando, y los tragos importados de whiskey o ginebra son marcas de estatus. También la aparición de cintas de casete ayuda a perfilar el retrato: temas como 'La carretera' de Julio Iglesias, 'Perfume de mujer' de Kayma o 'La Lambada' de Kaoma, que "subliman relaciones tóxicas".

Ubicación del 'Blanco y Negro', en tierra de nadie tras la construcción de la A-6.

Ubicación del 'Blanco y Negro', en tierra de nadie tras la construcción de la A-6. / XURXO AYÁN

De lo que apenas han hallado restos es de la presencia de las mujeres allí explotadas; su historia se pierde y ellas quedan "invisibilizadas y deshumanizadas". No han dejado rastro en forma de grafitis; curiosamente, sí han aparecido en el Eros de Lugo, fruto de un segundo nivel de ocupación, el de los jóvenes que lo utilizan después de su destrucción en un incendio. En el Blanco y Negro encontraron las facturas de los bocadillos con los que, aparentemente, se alimentaban las prostitutas. También en sus "celdas" apareció algún medicamento que indica posibles problemas de alcoholismo y una revista del corazón. Ayán apunta a un intento de "sublimar" sus duras existencias en las vidas de los personajes de las clases dominantes que acaparan esas publicaciones.

En el censo provisional que están elaborando figuran unos 1.600 prostíbulos en España, 90 de ellos en Galicia, sea en ruinas o todavía en activo. Seguramente el listado se quede muy corto para una realidad a la vista de todos sobre la que, sin embargo, sigue pesando un gran "tabú". "Queda mucha tela por cortar", sentencia el arqueólogo.

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