Donación de sangre en un instituto de Ibiza: Un pequeño gesto que puede salvar vidas

Más de cuarenta donantes acuden a la llamada de los alumnos del IES Balàfia para colaborar con el banco de sangre

Vídeo de la donación de sangre en el IES Balàfia

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Una amiga de Inma Puerto pudo perder la vida por las complicaciones de un parto. El bebé no sobrevivió y la madre perdió tanta sangre que no hubo suficientes bolsas. «La estaban perdiendo y pudo salvarse porque le transfirieron directamente la sangre de su hermano», recuerda. Cuando sus hijos le propusieron que participara en la jornada de donación de sangre de su instituto, el IES Balàfia, no pudo negarse.

Se la nota asustada cuando le colocan el torniquete. De hecho, jamás se había atrevido a dar este paso hasta ahora. «Mis hijos tenían que ver que hay que ayudar y yo aprovecho para quitarme los miedos», confiesa Puerto. Al final, se da cuenta de que su temor a la aguja era infundido y le extraen 450 mililitros de sangre sin complicaciones.

Al igual que ella, otras cuarenta personas mayores de 18 años se han sumado al llamamiento de un grupo de 20 jóvenes de tercero de ESO. Esta jornada de donación es resultado de su proyecto para Cooperación y Servicios a la Comunidad, una asignatura optativa que se ha implantado con la Lomloe.

El proyecto

«Con esta asignatura, se trabajan especialmente los objetivos de desarrollo sostenible», apunta la profesora, Marta Roldán. Ella tenía que animar a los estudiantes a emprender alguna iniciativa solidaria para darle forma durante el curso.

Al mismo tiempo, el Banc de Sang i Teixits de Balears envió un correo porque buscaba centros educativos que se sumaran a las donaciones para remontar el bajo nivel de las reservas. Los alumnos recibieron la propuesta entusiasmados y ellos mismos organizaron la campaña que ha culminado con la jornada de ayuda.

Empezaron con un intercambio de ideas hasta dar con el lema ideal: ‘Dóna sang, dóna vida, aporta la teva gota’. También eligieron el diseño del tríptico informativo a través de un concurso y, aprovechando que el instituto cuenta con un estudio radiofónico, grabaron unas cuñas que se han emitido, durante dos semanas, gracias a la colaboración de Radio Ibiza.

Requisitos

Como estos jóvenes son menores de edad y no se puede donar sangre hasta los 18, les ha tocado buscar a los voluntarios. Hassan Souissi ha conseguido cinco, entre primos y amigos. «Cuando les conté que el Banc de Sang de Balears estaba con muy pocas reservas, se dieron cuenta de que hace falta colaborar y les convencí sin problema», recuerda.

Souissi también es autor de la carta con el menú que se encuentran los voluntarios después de la extracción. Una de las preocupaciones de la clase era que, después de las extracciones, el tentempié que se ofrece para recuperar fuerzas se compone de ultraprocesados. Por ello, pidieron la colaboración de sus compañeros del ciclo de Formación Profesional de Cocina y Restauración.

Les pidieron un ágape sencillo, sano y que siguiera los parámetros idóneos. «Los frutos secos vienen muy bien y los hidratos de carbono, por eso hemos preparado diferentes sandwiches, también con opción vegana», detalla la profesora de cocina, María García.

El surtido que han dispuesto junto a la sala de extracción incluye bocatas de tortilla con cebolla caramelizada y lechuga; jamón con queso, hummus y rúcula o pollo, hummus y lechuga, además de brochetas de fruta, magdalenas caseras, zumos naturales y bebidas calientes.

Requisitos

Tras acabar la extracción, Maria Torres, de 20 años, se relaja con un café con leche. «Mi hermano me lo pidió y me apunté de cabeza. Nunca puedes saber si, en un futuro, vas a necesitar sangre y, además, puedes salvar la vida de alguien», destaca. Ella también se ha asustado al ver que la iban a pinchar, porque nunca había pasado por este trance, pero los nervios se le han pasado de inmediato.

«Es verdad que la aguja impresiona un poco. Su calibre es un poco más grueso que el resto para que tenga un flujo suficiente para llenar la bolsa entre cinco y 15 minutos», explica Celia Pozo, una de las tres enfermeras que atienden a los voluntarios. «La gente a la que le impresiona más mira hacia otro lado y así se evitan los problemas».

Además de ellas, una administrativa toma los datos de los colaboradores que van llegando. Tras cumplimentar los formularios, llega el turno del examen médico. La doctora Marina Rosada tiene la ayuda de una de las alumnas, Judit Galán, para medir la presión de los pacientes.

Si es demasiado alta o baja, quedarían descartados y deben tener un rango de hemoglobina suficiente para extraer sangre sin riesgo. Los donantes, además de mayores de edad, deben ser menores de 65 años y, al contrario que en los análisis, se pide que no acudan en ayunas.

Nada más llegar, a todos se les ofrece un zumo, ya que conviene estar bien hidratado. «Así la sangre sale mejor», precisa la doctora. Durante toda la mañana, ha tenido que descartar a un par de voluntarios. «Uno era hipertenso y el otro por un viaje reciente». Si han estado en Sudamérica, Asia o África (salvo Marruecos), el protocolo les excluye durante cuatro meses por prevención de la malaria, al igual que si les han practicado acupuntura.

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