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Adlib 2022 | Pasarela

Adlib Ibiza se acerca al mar: todas las imágenes de la pasarela de moda ibicenca

Un total de 14 creadores muestran sus últimas propuestas en un desfile abierto al público tras la pandemia en la que el blanco es el amo absoluto | Isabel Jiménez, presentadora de la gala, asegura que la moda ibicenca «es un claro exponente de la ‘slow fashion’»

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Galería de imágenes: así ha sido la pasarela Adlib Ibiza 2022 Vicent Marí / J.A. Riera

Moda. Transparencias, encajes y mucho blanco. Es lo que más abundó ayer en la pasarela Adlib, que este año celebra su 51 edición y que, tras dos años de pandemia, volvió a sus orígenes, abriéndose a todo aquel que quisiera. Sobre la pasarela, que presentó la periodista Isabel Jiménez, mostraron sus propuestas para este verano un total de catorce diseñadores de la isla, seis de ellos de complementos y ocho de ropa. Entre ellos, dos estaban de aniversario redondo: Ivanna Mestres celebró su década en Adlib y las hermanas de Ibimoda, un cuarto de siglo.

«Hay que aligerar, quiero empezar puntual», comenta la consellera insular de Industria, María Fajarnés, frente al photocall instalado a los pies del monumento a los corsarios. Faltan apenas diez minutos para que, según el programa, comience el desfile de la 51 edición de Adlib. La consellera contempla la larga fila que espera para entrar y frente al panel para fotos y empieza a asumir que, por más que se empeñe, el desfile de 2022, que tras la pandemia vuelve a abrirse al público, empezará más cerca de las ocho que de las siete y media. El sudor corre por las caras de asistentes, invitados y fotógrafos. El sol cae a plomo sobre es Martell, convertido en pasarela. «Pensaba que pasaría calor, pero bueno», comenta Fajarnés, atusándose la manga afarolada del vestido de Tony Bonet que ha escogido para la segunda noche de moda (para Futur Adlib escogió un sugerente modelo de Ibimoda). La consellera se abraza a Cati, amiga de la familia, que no puede evitar emocionarse al recordar el pasado, cuando la consellera y su hija eran niñas, cuando la familia estaba completa.

Una de las originales creaciones de Ariadna Ferrer, alma de K de Kose Kose. Vicent Marí

Por el photocall pasan buena parte de los diseñadores, tras comprobar entre bambalinas que todo está como quieren. Y los pocos rostros populares que adornan Adlib este año, tras el derroche vivido el año pasado, coincidiendo con el 50 aniversario de la pasarela ibicenca: Sandra Gago, Virginia Troconis o el modelo Javier de Miguel.

Los asistentes, muchos de los cuales siguen a rajatabla el código de vestimenta Adlib, continúan entrando por una de las puertas cuando, más cerca de las ocho que de las siete y media, la voz de Isabel Jiménez (presentadora de informativos de Tele5) resuena en el puerto. Durante unos instantes, el público parece un ejército de niñas del exorcista, girando la cabeza en todas direcciones para ver a la periodista, que recorre los primeros metros de la pasarela que rodea la parte central del martillo. Algo más de 150 metros que Jiménez, cuyo recorrido puede seguirse a través de las pantallas instaladas en varios puntos del espacio, por los que camina despacio con unas espardenyes de cuña y un vestido largo, de escote bardot y volante en el pecho de Monika Maxim. «¡Bravo!», grita, efusivo, Miguel Ángel Nicolás, colaborador de la parte rosa de los programas ‘Ya es mediodía’ y ‘Ya son las ocho’ de su misma cadena. Jiménez menciona, cómo no, la «magia» de la isla y defiende que la moda Adlib «es un claro exponente de la slow fashion».

La modelo ibicenca Ana Vide, con una de las propuestas de Ivanna Mestres, que celebra sus diez años en la pasarela. Vicent Marí

Un remix de ‘Jo tenc una enamorada’ acompaña los primeros compases de la propuesta de K de Kose Kose. Los fascinantes tocados (estrellas de mar flotando sobre corales), collares (emprendades con conchas y una joya con un dibujo africano) y cinturones (cascadas de rollos de pregaria tibetanos) salidos de la cabeza y las manos de Ariadna Ferrer, que para el saludo final presume de kimono con la inscripción «bridal queer», inauguran la primera parte del desfile, dedicada a los complementos. Una primera parte en la que, sorprendentemente, no desfila la ibicenca Elisa Pomar. Su colección ‘Hijas pródigas’ sale bastante más adelante. «Elisa Pomar es diseñadora, no de complementos, sino diseñadora y ha solicitado desfilar en ese rango», justifican desde el Consell de Ibiza, que señalan que la joyera muestra sus últimas creaciones con los modistos «por historia, trayectoria y porque cuenta con la Medalla de Oro del Consell».

Los modelos de Vintage Ibiza, antes de empezar la segunda parte del recorrido. J. A. Riera

El público, que sufre aún el intenso sol de la tarde, mira con deseo las pamelas y sombreros de S72Hat. Sobre todo las de ala más generosa, adornadas con flores, cintas y piezas cuajadas de brillos y que mantienen las bellísimas cabezas de las modelos a buena sombra. La creatividad rebosa los capazos de Dolors Miró y se expande a las asas, de cuentas de colores, perlas y hasta los tradicionales rombos de la joyería tradicional de la isla. Los nietos de la senallonera son casi los únicos niños que pisan la pasarela en Adlib 2022, en la que no hay ninguna propuesta para los fashion victims de menor edad. Casi porque quien también sale con sus pequeños a saludar al público es Ivanna Mestres, que celebra sus diez años en la moda ibicenca con una colección llena de encajes, flecos y transparencias con las que deslumbrar en las noches de fiesta.

La presentadora de la pasarela, la periodista Isabel Jiménez. J. A. Riera

A los orígenes, a la tradición, viajan las propuestas, planas, con cuña o plataforma, de Espardenyes Torres mientras que Estrivancus tiñe de azules y verdes su calzado, que decora, en algún modelo, con los conocidos botons. Las espardenyes no es lo que más llama la atención de su desfile. Los ojos y los móviles de los asistentes enfocan los vestidos que las acompañan: delicados guipures con sobrefaldas de rafia. Tejidos, todos ellos, de la colección «privada y exclusiva» de la diseñadora Teresa Bermejo, a la que la pasarela ibicenca rinde así homenaje como «creadora pionera en Adlib», según relata, al inicio de la gala, la presentadora, que en ese momento pasa justo por delante de la diseñadora, que asiste al desfile en primera fila.

Malena Costa luce uno de los modelos de Virginia Vald. J. A. Riera

El blanco, en la amplísima gama que es capaz de distinguir un inuit, fue el rey de la noche. El blanco y las transparencias. Y las sobrefaldas. Y los guardapolvos con faldones que ondean al viento con la más ligera brisa. Toda en blancos es la colección de Monika Maxim, en la que no faltan su patchwork de blondas y tejidos y esos detalles que dan a algunos de sus vestidos un ligero aire de princesa del medievo. Toñi y Lali Riera, las creadoras de Ibimoda, se abrazan a una de las modelos cuando, ya de noche, finaliza su desfile. Las hermanas celebran sus 25 años en la pasarela y se abrazan a su último vestido de la noche, en el que un guipur negro cubre un vestido cut out completamente blanco. En eso, en ese último toque negro coinciden con la propuesta de Vintage Ibiza, encargados de cerrar el desfile con sus novias «boho chic». El azul es el color de fuga de Tony Bonet, que como todas las noches de desfile luce colgadas de su cuello unas tijeras muy especiales. El azul, en un cuadrito vichy muy pequeño, preside las faldas, que parecen tener vida propia, de varias de sus novias, que también lucen corsés, delicadas transparencias, capuchas y hasta chalecos unisex

Virginia Troconis, una de las invitadas, en la primera fila del desfile. J. A. Riera

Del reinado del blanco se escapan descaradamente Ibiza Stones y Piluca Bayarri. La primera pone el punto rockero: minifaldas, cuero, mucho negro y dorado. La segunda, con sus populares bikinis, faldas asimétricas y tops plagados de cristales de swarovski y en los que, para esta ocasión, mezcla todo tipo de estampados. Aunque empieza con blanco, Virginia Vald cambia rápido al negro, al rojo, al verde y a los estampados. Un déjà vu. Es lo que provoca uno de los modelos, largo, con dibujo en tonos verdes y azules... No es una sensación, es real. Lo lució hace unos meses Ana Guerra, en la alfombra roja del Ibicine.

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