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Crisis sanitaria

Covid en Ibiza: la ola de ómicron vista desde la UCI de Can Misses

Los profesionales confían en no volver a alcanzar la presión asistencial de las olas precedentes

Entrada de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Can Misses. TONI ESCOBAR

Coronavirus. En la UCI de Can Misses miran con cierto recelo los datos diarios de positivos en coronavirus. Ven la curva elevarse hasta cifras insospechadas en los últimos dos años y confían en que los más de 10.000 contagiados activos no se traduzcan en una presión asistencial elevada en la unidad, donde aseguran que el paciente covid que llega a sus manos está igual de grave tenga la variante que tenga

«Una vez aquí, no hay diferencias. Se dice que ómicron es más leve, pero cuando un paciente llega a la UCI, al final el comportamiento es el mismo», afirma Gaspar Tuero, médico intensivista de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Can Misses, donde el viernes, el último día que el Área de Salud pitiusa ofreció datos de la pandemia, había cinco pacientes de covid ingresados. Es decir, que por mucho menos agresiva que sea ómicron, cuando un contagiado empeora hasta el punto de ingresar en una unidad de críticos, su estado es muy grave.

Revisando los datos de los pacientes covid que han pasado por la unidad de Can Misses en los últimos seis meses, «cada vez hay más que no están vacunados». Así, en este tiempo, el 72% de ellos no habían recibido ninguna dosis de la vacuna, porcentaje que aumenta hasta el 80% si se añade a los que «están mal vacunados». Es decir, los que no tienen la pauta completa. El resto, detallan desde la unidad son personas vacunadas, pero mayores, inmunosuprimidas, con tumores o que han pasado por un trasplante.

La gravedad y el estado de los pacientes sigue siendo igual de crítico que en todas las anteriores olas, lo que ha ido cambiando es cómo se les maneja

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La gravedad y el estado de los pacientes sigue siendo igual de crítico que en todas las anteriores olas, lo que ha ido cambiando es cómo se les maneja: «No se les intuba tanto como al principio». Tuero recuerda que esto era algo habitual en la primera ola, hace ahora casi dos años, pero que en estos momentos, antes de intubarles se intenta aumentar el flujo de oxígeno sin necesidad de esta técnica, con mascarillas o gafas que lo insuflan. Algunas de estas técnicas se desaconsejaban en aquel momento «porque se creía que liberaban muchos aerosoles». «Los protocolos también están ahora más claros», comenta este médico de la UCI, que señala que hay factores (mucha edad, obesidad, diabetes...) que pueden complicar la evolución de los afectados por el virus. «Hay un componente individual», afirma.

Intubar a los pacientes y ponerlos boca abajo son los últimos pasos antes de contectarlos a un pulmón artificial

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El médico explica que las personas tienen una inmunidad innata que se activa durante la primera semana tras contagiarse y que actúa «frente a acualquier tipo de infección», intentando que el virus no se replique. Las vacunas, en cambio, son «defensas especiales», una inmunidad específica que responde al virus que, cuantas más copias consiga hacer, más sufre el organismo. Tal como lo explica Tuero, es inevitable imaginarse a los policías de la serie de dibujos animados ‘Érase una vez la vida’. El médico ríe: «Los policías blancos que van a pie serían la inmunidad innata y las naves espaciales, los cuerpos especiales». Cuando esta lucha no la gana el propio cuerpo es cuando los contagiados, en vez de curarse, empeoran y es necesario ingresarlos. En planta si están graves o en la unidad de críticos si su estado es más complicado.

Alejandro Villar, Sergio Galvín, Walter Ramírez, Maria Ferrer, Gaspar Tuero y Raquel Quintero. TONI ESCOBAR

Los cinco escalones de la UCI

«Hay una escalera», afirma el intensivista refiriéndose a los diferentes estados, en función de su gravedad, por los que pueden pasar los pacientes al ingresar en la UCI. Algo así como los ‘Siete pisos’ de Buzzati. «Cuanto más afectado está el pulmón, más agresivos hay que ser para mantener la oxigenación», detalla el médico. La planta baja estaría, aún, en la F o la G de Medicina Interna, donde el paciente recibe oxígeno a través de una mascarilla. Cuando la evolución no es adecuada y necesita ya un cien por cien de oxígeno es cuando los médicos lo trasladan a la UCI. En el siguiente escalón, se les coloca una mascarilla o unas gafas nasales, en ambos casos de alto flujo de oxígeno, con presión.

1,6  Vacunados de cada cien mil personas entran en la UCI por coronavirus

Los datos de la conselleria balear de Salud señalan que apenas 1,6 personas vacunadas de cada cien mil habitantes entran en la UCI en el caso de contagiarse de covid. Entre los no vacunados este indicador asciende hasta los 62,3.


5 Pacientes covid en la UCI del Hospital Can Misses

El viernes, el último día que Salud ofreció datos detallados de la pandemia, en la UCI de Can Misses había cinco pacientes covid.

«Si estas medidas no son suficientes y el paciente no oxigena mejor entonces ya nos vemos obligados a intubarlo y contectarlo a un respirador», explica el médico, que relata que el siguiente paso sería colocar al afectado boca abajo, en prono, postura que mejora la oxigenación. En Can Misses han perdido la cuenta de las veces que han llevado a cabo esta movilización a pacientes covid. Para hacerlo se necesitan varias personas que tienen que estar muy coordinadas ya que a los enfermos se les da la vuelta mientras siguen conectados, entre otros, a respiradores y bombas de perfusión que no deben soltarse durante la maniobra, que requiere un esfuerzo importante por parte de los profesionales

El último escalón para estos pacientes críticos que no evolucionan bien es someterlos a una oxigenación extracorpórea, una ECMO, conocida también como pulmón artificial. Una técnica que no es apta para todos los pacientes, ya que para poder conectar al enfermo a la máquina que hace las veces de pulmón (y también de corazón, en algunos casos) los médicos tienen que asegurarse de que va a poder aguantarla. «Lo que se hace es sacar la sangre a través de un tubo y hacerla pasar por una membrana que la oxigena», detalla el intensivista, que explica que se contempla, básicamente, para pacientes jóvenes. «Y aun así...», matiza. «Es una técnica compleja con una mortalidad alta y que puede causar trombos», justifica Tuero, que recuerda que, además, precisamente esto último es también uno de los problemas que puede causar el coronavirus.

Pulmón artificial

Este último escalón no se había aplicado a ningún enfermo de coronavirus en el Hospital Can Misses hasta hace unas semanas. Se había hecho otras veces, con otros pacientes con insuficiencias respiratorias graves. En otras ocasiones se desplazaban profesionales de otros hospitales y, junto con el personal de la UCI, conectaban al paciente al pulmón artificial antes de llevárselo. «Esta vez no ha sido posible, por logística. Aunque el paciente no reunía los criterios para ello, todo en su estado hacía pensar que en unos días sería necesario conectarlo a la máquina de ECMO para mantenerlo con vida, por lo que se decidió trasladarlo a la UCI del Hospital Son Espases, en Mallorca. Allí, pasados unos días, se le practicó esta técnica. De momento este paciente, un hombre de 55 años procedente de Formentera, lleva alrededor de un mes en la unidad de críticos del hospital de referencia de las islas.

El objetivo con los pacientes más graves como consecuencia del coronavirus es conseguir rebajar la inflamación y que el pulmón o los pulmones afectados se recuperen

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El objetivo con los pacientes más graves como consecuencia del coronavirus es conseguir rebajar la inflamación y que el pulmón o los pulmones afectados se recuperen. Para ello, explica, utilizan los corticoides, además de otras medicaciones, con la esperanza de que los pacientes, así como han ido subiendo, escalón a escalón, en gravedad, «vayan bajándolos» hasta poder darles el alta y, en la mayoría de los casos, trasladarlos a planta hasta que, por fin, puedan volver a sus casas. «Si van bien, todo ese proceso de la UCI lo hacen en diez días. Si evolucionan mal, aparecen complicaciones que pueden prolongar mucho su tiempo aquí», comenta.

UCI de Can Misses TONI ESCOBAR

El tiempo medio de estancia en la unidad no ha sufrido grandes cambios en esta ola respecto a las anteriores. El hecho de intubar menos a los pacientes se nota, pero la duración del paso por el serviciode críticos ha variado poco y se parece mucho a la registrada en la tercera ola, la de hace exactamente un año. Los entre diez y quince días que permanecen en la UCI la mayoría de los pacientes covid no están exentos de riesgo. Así como se prolonga la estancia pueden aparecer hongos o infecciones.

Lo que no ha cambiado en todo este tiempo es la relación con los familiares de los ingresados. Los contagiados siguen estando aislados y la comunicación con sus seres queridos es, básicamente, a través del teléfono. «Lo entienden y la relación con ellos, pese a la distancia, es buena», comenta el médico, que explica que sólo en casos «excepcionales» se planifican visitas a los pacientes covid de la unidad. Cuando se despiertan de la sedación muy desorientados, por ejemplo. «Esto sí que era impensable en la primera ola, cuando apenas había EPI (equipos de protección individual) para el personal», justifica Tuero, que considera que aún hay margen de mejora en el tema de las visitas.

En la unidad miran con cierto recelo las cifras diarias de contagios. El porcentaje de ingresados es mucho más bajo ahora que en las olas precedentes, pero son muy conscientes de que cuantas más personas contagiadas haya en las Pitiusas más de ellas acabarán en la UCI. Recuerdan la presión de los momentos en los que había que enviar pacientes a Mallorca porque no había más camas disponibles, incluso con la unidad ampliada, ocupando otros espacios. Si tienen que afrontar de nuevo esta situación, lo harán. Pero reconocen que están ya «cansados».

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