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Las denuncias, una mínima parte de la violencia machista

La vergüenza y el temor a no ser creídas disuaden a muchas mujeres de denunciar las agresiones

Cuartel de la Guardia Civil en Eivissa, situado en Can Sifre. | VICENT MARÍ

Las mujeres sólo denuncian una pequeña parte de las agresiones sexuales por lo mismo que son una mínima parte los casos de violencia de género (de un hombre hacia una mujer, de la que es pareja o expareja) que llegan a un juzgado o a una comisaría. La jefa del Emume, Antonia Alanzol, enumera las causas: «Todos los factores sociológicos que tenemos encima, lo que es la violencia sobre la mujer: desde la vergüenza, la idea de que no me van a creer, esa sensación de culpa, pensar que a lo mejor lo he propiciado yo o como llevaba una minifalda e iba vestida de tal manera, o estaba allí coqueteando, me lo he merecido. Es una idea que tenemos las mujeres muy arraigada, en términos sociológicos de hace muchos años; es un problema cultural. Somos nosotras mismas las que decimos ‘pues lo mismo es que me he pasado y por eso me han violado’, en lugar de decir ‘este tío ha pretendido poseerme porque se siente más poderoso que yo o porque tiene más fuerza’, y nadie tiene derecho a hacer daño a nadie».

Respecto a si hay un repunte de la violencia machista, Alanzol cree que no: «Y si han aumentado las cifras a lo mejor es que se nos está yendo el miedo y la vergüenza. Nosotros en el ámbito policial a diario no estamos viendo que haya más».

El confinamiento y las restricciones a la movilidad derivados de la pandemia sí provocaron una bajada de casos de violencia de género, debido a que el maltratador ha ejercido un mayor control sobre la mujer, que «ha tenido menos posibilidades de estar fuera del alcance del control del hombre», según explica Alanzol. Sin embargo, puntualiza que aunque bajaron las denuncias y los casos, sí aumentaron las actuaciones de oficio, a partir de llamadas de vecinos por ruidos o altercados: «Las patrullas han acudido más a llamadas de socorro», indica.

La pandemia también ha provocado un cambio en otra manifestación de la violencia machista, la prostitución, en las Pitiusas, pues «prácticamente ya no hay clubes, son pisos. A las chicas se las lleva de un lado a otro, hay una prostitución ‘a la carta’, y para la investigación es más complicado de detectar, poder contactar con ellas, hacer entrevistas, saber en qué situación están. Es complicado», explica Alanzol.

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.

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