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Educación

La directora del Cepca de Ibiza, Belén Alvite: «‘El juego del calamar’ no es un contenido para niños»

La pedagoga alerta de que alumnos de quinto y sexto de Primaria de Ibiza «han visto o están viendo» la serie, que no está recomendada para menores de 16 años

Un fotograma de ‘El juego del calamar’. Netflix

‘El juego del calamar’ está arrasando en todo el mundo. De hecho se ha convertido en serie más vista de la historia de Netflix. Desde que se estrenó a mediados de septiembre, la han visto más de cien millones de personas. Entre esos espectadores hay muchos niños, a pesar de que la serie surcoreana no está recomendada para menores de 16 años. En la isla lo han podido constatar los técnicos del Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (Cepca) del Consell de Ibiza que desarrollan el programa ‘Controla’t’ en los colegios. En las sesiones que han llevado a cabo hasta ahora en cinco centros educativos (Sa Graduada, Jesús, Sant Ciriac, Portal Nou y Puig d’en Valls) han comprobado que muchos alumnos, en especial de quinto y sexto de Primaria, han visto o están viendo esta ficción surcoreana. Lo confirma la pedagoga y directora del Cepca, Belén Alvite, que subraya también que no tiene constancia de casos en los que los estudiantes hayan emulado los juegos de la serie, como sí ha ocurrido en algunos centros educativos de la Península, donde se han llegado a mandar circulares a las familias recomendando que sus hijos no vean la serie. «Hemos aprovechado las sesiones del programa ‘Controla’t’ para investigar a pie de aula si hay niños que ven la serie, si lo hacen solos o en compañía de adultos y si cuentan con permiso o la siguen a espaldas de sus progenitores», detalla.

La pedagoga y directora del Cepca, Belén Alvite, Vicent Marí

«Lo que estamos comprobando es que una parte importante del alumnado de quinto y sexto y alguno de cuarto de Primaria ha visto o está viendo la serie y también nos hemos dado cuenta de que la influencia de ‘El juego del calamar’ les llega de muchas partes, no solo del visionado de la propia ficción, sino también de los contenidos extras que se están generando como videojuegos en la plataforma en línea Roblox», explica.

En opinión de la pedagoga, «‘El juego del calamar’ no es un contenido para niños» por su alta carga de violencia. «Es una serie que hace de la violencia un espectáculo», afirma tras explicar que ha visto sus nueve capítulos con su hijo de catorce años.

«Yo pondría una línea roja de los trece años para abajo y a partir de esa edad recomendaría que, en caso de verla, se hiciese en compañía de alguno de los progenitores»

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«Yo pondría una línea roja de los trece años para abajo y a partir de esa edad recomendaría que, en caso de verla, se hiciese en compañía de alguno de los progenitores», propone Alvite. «Creo que está claro que la población infantil no debería ver esta serie; en el caso de los adolescentes depende de su grado de madurez», señala.

El papel crucial de la familia

Para la directora del Cepca la serie de moda de Netflix es la «excusa» perfecta para poner sobre la mesa un asunto que preocupa desde hace décadas: los efectos que puede tener a tan corta edad el consumo de contenidos violentos. Belén Alvite considera que en este asunto es primordial el papel de los progenitores. «Si los padres hacemos que nuestros hijos desayunen, coman y cenen todos los días con violencia, el umbral de tolerancia a esa violencia se amplía de tal manera que al final no son conscientes de ella», advierte. «Observo que, en general, los padres se están desresponsabilizando de la educación de sus hijos culpando al sistema o a los centros educativos de todo, cuando los progenitores tenemos mucho que decir y hacer al respecto», subraya. «Las familias tienen que entender que la escuela no lo puede solucionar todo. ¿Cómo podemos pretender que los centros educativos, que trabajan en la prevención del acoso y en la educación emocional, den respuesta a todo si en nuestras casas dejamos que nuestros hijos se pasen las mismas horas que están en los colegios o más delante de la pantalla consumiendo violencia en todas sus facetas?», señala. «En Ibiza tenemos unos proyectos educativos increíbles en los centros, pero para que den resultado las familias también se tienen que corresponsabilizar de los contenidos que ven sus hijos», insiste..

En esta misma línea, Belén Alvite hace mención a estudios y declaraciones de neurólogos que alertan de que la exposición en exceso de los niños a las pantallas no es positiva para su desarrollo. «Tenemos las primeras generaciones de niños que están creciendo con pantallas y eso a nivel neurológico no ayuda a madurar más el cerebro, solo lo hiperestimula de una manera que no toca», asegura la pedagoga.

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