Diario de Ibiza

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Vicent Ribas Prats
Entrevista Vicent Ribas Prats Obispo electo de la Pitiusas

Vicent Ribas Prats, obispo electo de la Pitiusas: «En el cole me llamaban el curita. Montaba procesiones. No dejé un gato del barrio sin bautizar»

«Me gustaría que Rafa Ruiz acompañase a su pueblo en actos importantes de la Iglesia. No le pido que se santigüe ni que comulgue, pero sí que nos acompañe»

Vicent Ribas firma un documento en su despacho del obispado de Ibiza J. A. Riera

El nuevo obispo confiesa que el alcalde de Vila, al que llama Rafa, siempre se ha mostrado «muy cercano» con él, pero le reprocha que no participe en los principales actos religiosos: «Me gustaría mucho que viniera».

Cuando vio el vídeo ‘Ateo’ de C. Tangana casi se le atraganta la comida: no daba crédito. Llama Rafa al alcalde de Ibiza, que fue de los primeros en felicitarle por teléfono cuando se comunicó públicamente que sería el nuevo obispo, aunque le reprocha que nunca vaya a un acto religioso («Me duele, pero lo respeto»). Ballador de joven, teme ahora dar saltos, no sea que se le rompa el tendón de aquiles. Y cuenta que de pequeño jugaba a montar procesiones y que no dejó gato en su barrio sin bautizar.

El arzobispo Antonio Cañizares califica la ley LGTBI valenciana de «liberticida, estalinista y dictatorial». Y cree que la amenaza más grande que en estos momentos tiene la humanidad es la ideología de género.

Yo creo en la igualdad y en la dignidad de la personas. Todos somos hijos de Dios. Nuestra fe, la doctrina de la Iglesia católica, nos enseña que Dios nos ha creado hombre y mujer. Hay muchos postulados de la ideología de género que no compartimos para nada. Pero siempre respetamos a las personas y a sus ideas. El respeto es fundamental. Nosotros, la Iglesia, también nos vemos muchas veces atacados. Y en ocasiones nos acusan de cosas que no hemos dicho. No veo a los obispos matraqueando constantemente con este tema. También es cierto que alguno de estos temas, que parece que se nos quieren meter con calzador, no los demanda la sociedad. Hay que pensar además en los padres: ¿cómo quieren que se eduque a sus hijos? Nos quieren imponer una forma de pensar. Y nosotros, como cristianos, tenemos una manera de pensar que ha hecho mucho bien al mundo. En las sociedades de raíces cristianas es donde han surgido los derechos de las personas. En las que no tienen esas raíces, ¿se les puede hablar de esto, hay manifestaciones del orgullo en ellas?

¿Ha visto el videoclip ‘Ateo’, de C. Tangana? ¿Habría dejado usted que se rodara en la catedral de Ibiza?

Lo vi cuando estaba comiendo con mi madre. No salía de mi asombro. Pensé que era un montaje, que habían superpuesto imágenes. Conozco muy bien al arzobispo de Toledo y al vicario general y me sorprendió que hubiera ocurrido porque siempre vamos con mucho cuidado. A veces nos presentan un proyecto muy bonito que luego no lo es tanto. Si nos cuentan la verdad se les dice que no desde el primer momento. Ocurre hasta con bodas: nos dicen que la decoración va a ser muy sencilla, pero luego nos encontramos con unos montajes tremendos. Les pedimos que la música sea acorde al lugar, pero ya sólo falta que pongan canciones de Madonna. Otras veces nos piden hacer reportajes fotográficos de moda. No hay problema, pero hay que pensar en el lugar, ser respetuoso. No se puede hacer un reportaje de bikinis en la puerta de la Iglesia. Una vez me encontré a unos jóvenes en el cementerio de Santa Eulària que estaban haciendo un book de fotos desvestidos y con banderas. Les pregunté cómo, con todos los lugares tan hermosos que hay en Ibiza, habían ido a parar al cementerio, hiriendo, de paso, los sentimientos de muchas personas. La Iglesia está abierta a todos, pero es un lugar de fe y se tiene que respetar. Tenemos que ir con mucho cuidado. Cada cosa, en su sitio. Cada cosa en es seu temps i es flaó per Pasqua, que dicen aquí.

¿Qué análisis hace de la secularización de la sociedad pitiusa? ¿Cómo afrontará este reto?

Hay una gran secularización en Ibiza, acorde con la sociedad española y europea. Ha venido gente de sitios muy diferentes, de religiones y culturas muy distintas. Y lo notamos en los jóvenes, en gente que ya no va a la iglesia. Pero a pesar de todo queda un buen grupo de cristianos. Y crisis las hay en todas las partes. Por ejemplo, en las asociaciones de vecinos. En los barrios ya no se hacen las fiestas de antes. A la gente le cuesta relacionarse y juntarse, vivimos en una sociedad muy individualista. Nadie se compromete por temor a perder la libertad. Los mismos equipos de fútbol a veces me lo comentan: tienen dificultades para que los niños sean constantes. Ahora hay, además, una oferta muy grande para hacer cosas. Antes sólo estaban las parroquias. ¿Dónde iban los niños? A las parroquias. ¿Las familias? A las parroquias. Pero a pesar de todo sigue viniendo gente, personas muy comprometidas. Son los motores, el alma de los pueblos y de sus fiestas. Las parroquias siguen siendo el alma de cada pueblo. En ellas tenemos a Cáritas. Los pobres no van a las puertas del ayuntamiento, sino a las de la Iglesia porque saben que serán atendidos, que conocemos su historia y cómo se llaman. Y se sienten en casa. ¿Somos menos? Dentro de esta sociedad no veo que seamos tan pocos.

¿Qué planes tiene para abordar la falta de sacerdotes y religiosos en la diócesis?

Tenemos un par de seminaristas y hemos cambiado al delegado de vocaciones y hay algunos jóvenes que parecen plantearse algo. Ya veremos. Desde hace unos años hemos tenido uno, dos o tres seminaristas, siempre ha habido un goteo. Vivimos una época de hielo, en los años 70, en la que no se ordenó a nadie. Por eso nos faltan dos generaciones de curas. Pasamos de los que tenemos algo más de 50 años a los que tienen más de 80. Nos faltan los de 60 y 70 años. Pero ahora hay muchos sacerdotes. Muchos son de fuera, lo cual es normal. ¿Acaso toda la población de Ibiza ha nacido aquí? Hubiera sido positivo que toda la gente que en los años 60 vino desde Andalucía y Extremadura hubiera llegado acompañada por sacerdotes de sus respectivas tierras. Se hubieran sentido más acogidos en un lugar con una lengua y unas costumbres distintas. Hay muchos sacerdotes y su media de edad está muy bien. Son jóvenes: tenemos suficientes para cubrir muchos años.

Por cierto, muy valiente, quizás atrevido, enviar a Formentera (al Pilar y a Sant Francesc) al recién ordenado Fernando Bayón.

Él tiene muchísima ilusión. Hará un gran trabajo. Es un chico con mucha fuerza, no le importa viajar. Cogerá la barca como quien coge el coche.

¿Pero no vivirá allí permanentemente?

Tendrá que hacer también cosas en Ibiza: es el consiliario de Juventud. Y yo también quiero estar muy presente en Formentera. Tengo muy claro que soy obispo de Ibiza, pero también de Formentera. Intentaré estar varios días al mes allí, no sólo con motivo de una festividad o porque hay confirmaciones. Iré a pasar el día entero; en una parroquia un día, otro en otra; visitar el colegio, estar junto a los obreros. Quiero hacerme presente allí.

Es de Can Pou, en la zona de sa Serra (Sant Antoni). ¿Cómo fue su vida allí antes de ser sacerdote?

Yo nací en Sant Antoni, en Can Pou (sa Serra), aunque mi padre y mi madre son de Sant Josep y el abuelo materno era de Sant Antoni. Por eso tengo los dos apellidos de cada población: Ribas, por josepí; Prats por portmanyí. Todo lo viví en Sant Antoni, donde fui bautizado y me dieron la primera comunión y fui confirmado. Y me siento de Sant Josep porque allí vivía buena parte de mi familia. Mi padre (Vicente Ribas Ribas) era cocinero. Me encanta la cocina, es mi hobby: preparo platos tradicionales, paella, sofrit, …. Aunque en arroz de matanzas me gana mi hermana, que ha sido campeona mundial tres veces en el concurso que se celebra en Sant Antoni. Mi padre cocinaba en restaurantes comida tradicional de Ibiza. Trabajó en eso toda la vida. En verano desaparecía y lo volvíamos a ver en noviembre. Recuperábamos a nuestro padre para Todos los Santos. Durante el invierno se dedicaba a las labores del campo, a los almendros, parras y olivos. Hacía vino. Y la matanza.

« La cocina, es mi hobby, aunque en arroz de matanzas me gana mi hermana, que ha sido campeona mundial tres veces» « Rafa [Ruiz, alcalde de Ibiza] fue uno de los primeros en felicitarme»

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¿Cómo le surgió la vocación?

No puedo decirlo porque es una atracción que he sentido desde que tengo conciencia. Desde pequeño, llevaba mártires a mis compañeros en mi barrio. Mártires en el sentido de que las muñecas de mi hermana eran los santos; el garaje, la iglesia; hacíamos procesiones… No quedó ningún gato en el barrio sin que le hubiera bautizado. En el colegio, mis compañeros de curso me llamaban el curita. Lo llevaba dentro, pensaba que era algo maravilloso, pero también que eso no era para mí. Nunca fui una lumbrera en los estudios. Fui pasando cursos muy normalito. Hice la mili en Ibiza, estudié Administración en Formación Profesional… pero eso seguía ahí dentro. Don Manuel Ureña [obispo entre 1988 y 1991 en las Pitiusas] me llamó un día porque el cura de Sant Antoni le habló de mí: pensaba que yo tenía vocación. Hablé con él y cuando salí de su despacho estaba dispuesto a entrar en el seminario. Salí de allí con una gran alegría, con la sensación de que me habían dado el empujón que necesitaba en mi vida, porque hasta entonces pensaba que esto no era para mí.

Siempre sonriente, menos en la pandemia. En la Semana Santa de 2020 se le veía muy triste.

Tener que decir a la gente que no fueran a misa, tener que cerrar las parroquias, ver cómo se extendía la enfermedad fue lo más duro de mi vida. Fue para mí una Semana Santa muy dura y triste. Decir la misa sólo con un sacerdote, un organista y con el cámara de la televisión, ver el templo vacío, fue una experiencia durísima. Y triste. Pero llegamos a muchísima gente. Los de la TEF me dijeron que nunca habían tenido una audiencia tan grande.

¿Siguen las dificultades en las relaciones económicas con las administraciones públicas?

Siempre necesitamos más, pero la colaboración es muy buena. Y la agradecemos.

¿Incluso con Vila?

Nunca he tenido ningún problema con Rafa [Ruiz, alcalde de Ibiza]. Una de las primeras felicitaciones que tuve cuando se hizo público que me nombraban obispo fue de Rafa. Siempre se ha mostrado conmigo muy cercano. Me dice que no viene [a los templos], que no participa. Me duele que no venga, pero respeto su decisión.

¿Cree que un alcalde o presidente del Consell debe acudir a los actos religiosos más importantes de cada parroquia aunque no sea creyente?

Participar es acompañar al pueblo. La realidad es que una gran mayoría del pueblo de Ibiza es católica. Y tenemos unas fiestas en honor a santa Maria y a sant Ciriac que tienen una raíz católica. Él dice que no quiere participar, pero me gustaría que lo hiciera, que acompañase a su pueblo, al pueblo fiel, en momentos tan importantes. Me gustaría mucho. No le pido que se santigüe ni que comulgue, pero sí que nos acompañe. En la Iglesia tenemos a gente de todas las ideologías, de todos los partidos. Hay gente muy colaboradora que es del PSOE, del PP, de Podemos, de ERC, de Vox… Porque es la casa de todos. Y hay gente del partido del alcalde de Ibiza a la que no le gusta que no participe.

Comienza el sínodo. ¿Por qué es tan relevante?

El Concilio Vaticano II fue un cambio muy importante, una revolución dentro de la Iglesia. Creo que eso es lo que espera el Papa Francisco. Quiere escucharnos a todos. Este es nuestro momento, tenemos que hablar. El Papa quiere consultar a todos: a los niños, a los jóvenes, a los mayores. ¿Por qué algunos ya no están en la Iglesia? ¿Por qué hay tantos que dicen ser católicos pero no practicantes? Pues vamos a hablar. Es empezar una nueva forma de estar en la Iglesia. Debemos saber escucharnos. Saber qué sienten los fieles, hacia dónde debemos caminar. El Papa quiere que consultemos a todos, incluso a los no creyentes o de otras religiones. Vamos a estar hasta abril consultando en las diócesis. A ver por dónde nos conduce el Espíritu Santo y qué nos dice que debemos cambiar. A vino nuevo, odres nuevos. Es el mensaje del Evangelio para los hombres y mujeres del siglo XXI.

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