Frédéric Villiers es miembro de la Oficina Francesa de la Biodiversidad (OFB), una institución pública que depende del Ministerio de Medio Ambiente de la República Francesa. Su centro de trabajo está en Marsella, dedicado a coordinar las acciones que se realizan en el Mediterráneo para investigar, proteger y conservar las praderas de posidonia y divulgar sus valores. Coordina la vigilancia de los fondeos en las zonas de pradera. Junto a Marcial Bardolet, coordinador de la red de vigilancia de la posidonia en Balears (Govern balear), se propusieron en 2019 crear la Red Mediterránea de Posidonia, en la que participan estas instituciones y el Consell de Formentera. Desde entonces han mantenido reuniones por videoconferencia entre unos 60 expertos y divulgadores. Esta es la primera cita presencial que se celebró en el Hotel Formentera Playa y que concluyó anoche.
¿Cómo está la situación de la posidonia en Francia?
Para mi organización [OFB] la posidonia es el hábitat estrella. Hoy en día este hábitat prioritario está especialmente afectado en Francia por el fondeo de embarcaciones. Especialmente de grandes esloras, hasta los 80 metros.
¿Pero no es la única amenaza?
No, históricamente nuestra costa ha estado amenazada por la urbanización, la creación de puertos, los vertidos y más tarde las especies invasoras. Es verdad que la ‘artificialización’ del entorno natural del litoral continúa y esto llevará tiempo en ser gestionado. En cambio, hemos puesto como prioridad el control de los fondeos porque hemos constatado que en determinadas zonas de la costa de Francia se ha perdido hasta el 30 por ciento de la pradera de posidonia en menos de 10 años, especialmente con la llegada de las grandes esloras. Tenemos retos importantes en este sentido en el Golfo de Antibes, cerca de Cannes pero también en Saint-Tropez y Niza.
¿Qué medidas aplican en Francia?
Son tres líneas de actuación, empezando por prohibir el fondeo en los lugares más vulnerables y debilitados. De forma paralela proponemos soluciones, como los campos de boyas para que los capitanes de barco puedan tener un fondeo seguro y sin dañar la posidonia. Finalmente, trabajamos en la sensibilización social hacia la importancia de las praderas de posidonia, que no es muy conocida en Francia.
¿En cambio en Formentera y en Balears existe una alta sensibilización?
Formentera es un ejemplo para nosotros en la conservación y en la sensibilización, y en general las Balears. Le cuento una anécdota: el taxi que me ha llevado del aeropuerto de Ibiza al puerto hacia Formentera conocía perfectamente las praderas de Formentera, en Francia es impensable esa conversación. Entiendo que la población se ha apropiado de esta idea de protección, también los empresarios y los medios de comunicación. Por eso es muy importante para nosotros para reproducir el modelo.
¿Quiere decir que hay más conciencia aquí que en Francia sobre la protección de la posidonia?
Claro, enormemente. A todos nos hace falta más conocimiento y compartir experiencias para avanzar en este reto y eso es lo que estamos haciendo aquí. En Francia ya hemos hecho cartografías submarinas de las praderas, igual que aquí, y hemos podido medir el impacto; hemos explicado a nuestros políticos que había un reto y desde hace seis meses estamos muy satisfechos porque hay una serie de normativas que se han aprobado que han permitido que en gran parte de la pradera más afectada por los barcos de grandes esloras se prohíba fondear. Al mismo tiempo estamos instalando campos de boyas de bajo impacto que les permite tener una solución satisfactoria. Esto hace que el número de fondeos sea limitado. El fondeo en Francia no está prohibido, a pesar de nuestros detractores. Se puede fondear solo en arena, evidentemente y en los campos de boyas. Es importante también trabajar con los sectores náuticos porque la mayoría son conscientes y responsables de la importancia de la conservación.
¿Y Europa qué hace?
Tendría que preguntar a la Comisión Europea sobre eso [sonríe]. Actualmente las praderas de posidonia están protegidas por la Unión Europea, es un hábitat prioritario sobre el que hay que actuar. Europa hace cosas a través de la Red Natura 2000. Una de las funciones es también empujar a los países miembros a apretar un poco más la reglamentación al respecto.
¿ Quién forma parte de esta red mediterránea de posidonia y cuál es su objetivo?
Hay representantes de España, Francia, Italia, Croacia, Albania, Montenegro, Grecia, Chipre, Turquía, Malta, Túnez y Argelia, son un colectivo de personas apasionadas. El objetivo es reunir, al mismo tiempo, a autoridades, gestores de áreas protegidas, representantes de asociaciones medioambientales, sin olvidar el sector náutico, muy importante, y profesionales. No se trata de hacer una red de ‘ecologistas’, por decirlo de alguna forma. Queremos integrar a todos los sectores con un mismo objetivo: hacer entender al conjunto de los ciudadanos que cuando valoran un arrecife de coral como algo muy importante, metan en la misma categoría, al mismo nivel, a las praderas de posidonia.
¿Cómo resume el trabajo de estos días en Formentera?
La gente se ha conocido en persona, lo que es muy importante. Hemos creado una página web medposidonianetwork.com que permite a los capitanes de barco acceder a la reglamentación, país por país, que afecta a la posidonia. Allí se puede encontrar toda la información de los distintos países sumados a la red. Pero el objetivo de este encuentro es ir más allá para aumentar la sensibilidad hacia el proyecto. Las lineas de acción nos deben permitir hacer recomendaciones locales, regionales y nacionales, sobre las actuaciones. Hoy daremos a conocer nuestras conclusiones en el Foro Save Posidonia.
¿Qué le parece esta inciativa?
Alucino sobre la capacidad de Formentera y de Balears para poner este asunto en primera línea. Es un ejemplo a reproducir y me imagino que está unido a la cultura de la isla y a la identidad de esta sociedad.
