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Aulas feministas | Última jornada

Ignoradas por la medicina, mal pagadas y acosadas en el trabajo

Las ‘Aules Feministes’ del Institut Balear de la Dona se despiden con una mesa redonda sobre salud y ámbito laboral y la ponencia de Ana Bernal-Triviño acerca de la igualdad en las redes sociales y los medios de comunicación

Las cuatro participantes en la mesa sobre salud y ámbito laboral. | FOTOS, ZOWY VOETEN

Unas adolescentes siguen con la vista a Ana Bernal-Triviño. No quieren que se les escape. En sus manos, un ejemplar de ‘No manipuléis el feminismo’, que la periodista y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) les firma, encantada. Acaba de bajarse del escenario de Can Ventosa, donde ha pronunciado a la velocidad del rayo (maldito reloj) la ponencia ‘La igualdad en los medios de comunicación y las redes sociales’, el cierre de las ‘Aules Feministes’ del Institut Balear de la Dona.

Detalle del público asistente a la última jornada. |

En la oscuridad de las butacas del auditorio de Can Ventosa, con el público aún fascinado por la charla de Bernal-Triviño (machismo estructurado, acoso a feministas en redes, neomachismo disfrazado de igualdad, relatos periodísticos que perjudican a las mujeres maltratadas, documental de Rocío Carrasco...), la experta en violencia machista les promete que en un rato, cuando acabe definitivamente la última de las tres jornadas, se harán una foto.

Bernal-Triviño se ha subido al escenario de Can Ventosa apenas unos minutos después de que concluyera la mesa redonda ‘Logros y retos del feminismo en los ámbitos de la salud y laboral’, en la que Eva Istúriz, directora del Instituto Navarro para la Igualdad, asegura, en la presentación de las ponentes, que ser mujer «es un factor de riesgo en la salud y en el empleo». Ella misma se adelanta a algunos argumentos que leerán sus compañeras, como que la mujer sólo ha sido sujeto de estudio para una enfermedad, la osteoporosis, que no tienen los mismos sueldos que sus compañeros y que la pandemia y el teletrabajo las han perjudicado especialmente.

«La medicina maltrata a la mujer. El patrón es un varón blanco de una edad determinada», afirma María José Hernández Ortiz, médica y presidenta de la Associació de Dones de les Illes Balears per la Salut (Adibs), que asegura que no se tiene en cuenta que las mujeres tienen «diferentes formas de enfermar» y de manifestar el dolor y que esto tiene unas consecuencias que pueden llegar a ser «espeluznantes», como en el caso de los infartos de miocardio, cuya mortalidad duplica la de los hombres. «Se nos excluyó de los ensayos clínicos porque decían que éramos poco fiables por los ciclos hormonales. Ni siquiera hay ratas hembras en los estudios clínicos», continúa la médico, que denuncia el «tratro paternalista» por parte de los médicos y la excesiva medicalización que sufren las mujeres: «Por cualquier cosa una mujer sale de la consulta con ansiolíticos».

Ana Bernal-Triviño.

Ana Bernal-Triviño. marta torres molina. eivissa

La situación en el ámbito laboral no es mucho mejor, según las exposiciones de Eva Cerdeiriña Outeiral, secretaria de Políticas Públicas y Salud de Comisiones Obreras de Baleares, y Francisca Garí Perelló, secretaria de políticas sociales e igualdad de UGT Baleares. Cerdeiriña asegura que el 55% de las mujeres han sufrido acoso en su lugar de trabajo, donde son habituales comentarios fuera de lugar, o que sus compañeros o jefes las cojan de la cintura o la cadera. El perfil del acosador, detalla, es «el machito alfa al que todo el mundo le ríe las gracias». Garí señala que la brecha salarial entre hombres y mujeres viene «del siglo pasado» y aunque la de Baleares (los hombres cobran un 13,72% más que las mujeres) es la más baja del Estado, sigue estando ahí. La sindicalista destaca que el 95% de quienes se cogen excedencias para cuidar a los niños «son mujeres» y que 14 años después de que sea obligatorio, las empresas siguen sin tener planes de igualdad.

«Salimos más fuertes, más unidas con nuevas compañeras y redes», señala la concejala de Igualdad de Vila, Montse García, en la clausura de las jornadas, de las que promete una tercera edición el año que viene. «Me voy con más dudas que certezas. Es una bofetada de realidad. No tenemos poder real, lo que conseguimos es porque no atenta contra el statu quo», reflexiona la consellera de Igualdad de Formentera, Vanessa Perellada, mientras su homóloga en Ibiza, Carolina Escandell, también duda de que ésta sea «una sociedad moderna y avanzada». Recuerda, de hecho, cómo le dijeron que no se fuera a estudiar o que si lo hacía estudiara para enfermera o profesora. «También que dejaría de trabajar cuando me casara», apunta antes de señalar que estudió lo que se le daba bien, «los números», y que no ha dejado de trabajar aunque tenga marido. «Lo triste es que esto está pasando», concluye antes de que la directora del Institut Balear de la Dona, Maria Duran i Febrer, le ceda el último turno de palabra a la consellera balear de Presidencia, Mercedes Garrido: «Hemos compartido experencias y puntos de vista».

El público, casi todo mujeres, abandona el espacio. Las adolescentes buscan a Bernal-Triviño. Y se hacen la foto.

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