Horas antes de que la consellera de presidencia, Mercedes Garrido, confirmara en su comparecencia en Ibiza que no abrirán las discotecas por el momento, pese a que se anunció que lo harían la próxima semana, el portavoz del Govern balear, Iago Negueruela, ejerció ayer especialmente de gallego, cómoda posición en la que parece haberse instalado, cuando se le preguntó por la apertura de las discotecas.
«Estamos hablando de aplicar nuevas medidas para controlar determinadas actividades relacionadas con fenómenos que hemos visto estas últimas semanas. No estamos hablando de una desescalada». A pocas neuronas que uno tenga, queda claro que lo último que pretende hacer el Govern en este momento es permitir la apertura de las discotecas. «No estamos hablando de seguir desescalando sectores sino de ver qué medidas tenemos que proponer para evitar más contagios», continuó el portavoz del Govern en referencia a la propuesta que ha realizado el ocio nocturno de Ibiza de abrir sus puertas únicamente a quienes acrediten estar vacunados contra el coronavirus.
La marcha atrás del Govern llega prácticamente un mes después de la prueba piloto realizada en la isla. El anuncio coincide con el auge de las fiestas en casas y villas privadas, así como de botellones en la vía pública. También con las denuncias constantes por aglomeraciones de personas en la calle tras el cierre de los bares y restaurantes.
