Aun avisado de su estado no deja de sorprender su delgadez. Pero se le ve sano, tranquilo y reflexivo. José Juan Cardona lleva siete años y medio (puntualiza el medio año que el periodista olvida) en prisión por corrupción, el llamado Caso Scala, y desde el pasado mes de mayo acude tres días a la semana a la sede de Cáritas en Ibiza para ayudar en lo que puede, como le gusta matizar. Por la tarde, echa una mano en la Asociación Conciencia, que preside Marisina Marí. (Ver galería de imágenes)

En sus primeras declaraciones a un medio de comunicación desde que en julio de 2013 ingresara en la cárcel de Ibiza, el exconseller de Industria con el popular Matas elude hablar de su condena (16 años, la más dura para un político por corrupción dictada en España) mientras espera que prospere el recurso que ha interpuesto contra la denegación de su solicitud para disfrutar del tercer grado.

Tanto tiempo entre rejas ayuda a relativizar los problemas. De hecho, preguntado sobre qué echa de menos, contesta raudo que la libertad. Y al insistirle para que entre en detalles, añade que añora la suma de las pequeñas cosas que se pueden hacer por voluntad, sin estar constantemente vigilado. Su experiencia en prisión, reflexiona, le ha enseñado que la clave es adaptarse a las circunstancias.

Cuando disecciona su labor en Cáritas lo hace con pasión. Y aunque valora que esta ocupación le permite salir a la calle tres veces por semana, matiza que sufre con la situación de muchas de las personas a las que atiende y que no tienen ni comida ni para un techo.

Durante los apenas quince minutos en los que atiende a Diario de Ibiza, escucha con atención y paciencia a un extranjero de edad avanzada con problemas para obtener el NIE (pasan horas hasta que le dan una cita para este trámite, lamenta); a una madre joven que empuja un carrito y que se interesa por el procedimiento para renovar la ayuda de Cáritas, y a otro extranjero, este joven y que ha trabajado siempre en la isla, que pregunta dónde puede dormir porque se ha quedado sin ocupación.

Abogado de profesión, Juan Cardona no puede ejercer por su condición de reo, pero ofrece sus conocimientos. Algo que valoran en Cáritas, y mucho. Hasta el punto de que, a raíz de su colaboración, estudian crear «un programa específico de asesoramiento jurídico porque ahora mismo ofrecemos orientaciones puntuales sobre lo que va surgiendo», informa Maite Barchín, trabajadora social de la ONG de la Iglesia Católica.

Barchín añade que el trabajo de Juan Cardona en Cáritas resulta «muy valioso, magnífico para nosotros», y que «si pudieran nos gustaría que viniera más, por sus conocimientos y su capacidad de trabajo; para nosotros sería muy bueno y entendemos que para él también», reitera.

Juan Cardona recuerda que nunca había trabajado en temas sociales, pero insiste en que es algo que le gusta porque le permite ayudar a la gente. Y advierte de que la situación en Ibiza está a punto de ser dramática porque tratan casos que hasta ahora no eran habituales debido a la crisis sanitaria.