El Ayuntamiento de Sant Antoni reclama una vez más a la Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, que autorice la instalación de un campo de boyas en Cala Salada para evitar el deterioro de las praderas de posidonia. Pese a que está prohibido fondear sobre la posidonia, la tercera teniente de alcalde y concejala de Medio Ambiente, Neus Mateu, del PP, aseguró ayer que en verano se acumulan «muchas embarcaciones» y que los socorristas se ven obligados a informar de que en esta cala no se puede echar el ancla porque no hay claros de arena fuera del área restringida para los bañistas. «No pueden hacer nada más», resaltó.

Por ello, la concejala también pide que la conselleria balear de Medio Ambiente «vigile» esta zona. De hecho, en el pleno de junio se acordó por unanimidad reclamar a la Comunitat Autònoma que extreme las tareas de control en esta zona del litoral, recordó.

El Consistorio presentó hace «un par de años» un proyecto consistente en la instalación de 11 boyas, pero que a día de hoy ni siquiera ha recibido una respuesta formal. «Hemos insistido cada verano, pero no hemos recibido respuesta. Por teléfono nos han dicho que tienen mucho trabajo y están atascados», explicó Mateu.

Polémica reparación del muelle

Polémica reparación del muelle

La tercera teniente de alcalde considera que «no es de recibo» que «se prohíba la posibilidad de que las embarcaciones puedan navegar hasta esta cala tan espectacular». «Sin boyas que garanticen la protección de la posidonia, no se les da la posibilidad», añadió. Reconoció que 11 fondos «no son suficientes, pero es mejor que nada».

Asimismo, Mateu también criticó el resultado de la reparación de un muelle de la playa afectado por el temporal Gloria que se produjo en enero de este año. El fuerte oleaje partió el muelle por la mitad. La edil lamenta que, en vez de reconstruir el pantalán con una superficie lisa de hormigón, como estaba antes, la Demarcación de Costas haya optado por colocar grandes piedras, lo que forma un terreno irregular y dificulta el desembarco de las embarcaciones. A principios de verano, el Consistorio pidió a Costas que se diera prisa en culminar la reparación, pero el Ayuntamiento se llevó «una sorpresa», cuando la Administración del Estado le comunicó que la obra «ya estaba acabada», según explicó Mateu.

La concejala recordó que Cala Salada, además de contar con distintos sellos de calidad ambiental, es «una playa accesible» para personas con movilidad reducida y lamentó que el nuevo muelle no cumple con estas condiciones. «No lo puede usar nadie», dijo.

Neus Mateu criticó que la conselleria balear de Medio Ambiente aún no haya adjudicado el nuevo contrato de limpieza del litoral, cuando la temporada ya está finiquitada. También pidió que la retirada de árboles caídos por la DANA en Sant Antoni sean retirados con la misma celeridad con la que se ha actuado en Mallorca.