Un grupo de empresarios del sector turístico de Ibiza, que suman más de 130 empresas, como Palladium, el grupo OD, Mirador Ibiza, Montesol o Gran Hotel, y que cuenta también con la participación de la Federación Hotelera, el Fomento del Turismo y las asociaciones Ocio Ibiza y la de viendas turísticas, así como del Consell Insular, está trabajando en un plan de marketing y en la organización de eventos para tratar de no perder toda la temporada. El plan de marketing lo ha hecho la empresa Activarooms, que lidera el movimiento 'Ibiza move your spring'.

En concreto, estos empresarios tratan de alargar la actividad del sector hasta al menos mediados de noviembre con la organización de eventos turísticos, al tiempo que plantean que entre finales de verano y el otoño se celebre la Feria Medieval y las pruebas deportivas que han sido anuladas por la crisis sanitaria del coronavirus.

Divididos en grupos de trabajo, se están poniendo sobre la mesa diversas propuestas, sobre todo a la Administración. Así, a través de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH), de la que la empresaria Alicia Reina forma parte como delegada en Ibiza, se plantean una serie de medidas al Gobierno central, entre las que destaca «la creación de un bono de viaje nacional que desgrave en la declaración de la Renta», además de la rebaja del impuesto de sociedades del ejercicio anterior y la exoneración del actual.

Alicia Reina explica que, en el caso del Govern balear, los hoteleros reivindican la supresión del impuesto turístico o bien que se elimine el sistema de pago por módulos y sea directo para que «se abone lo que se recauda». En cuanto a los impuestos municipales, los empresarios turísticos solicitan también una rebaja o, en algunos casos, su exoneración, aparte de líneas de ayudas directas de todas las administraciones.

Otra cuestión capital que este grupo de empresarios resalta es el de que los efectos de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor se alarguen más allá del estado de alarma, hasta que haya «una actividad normal y turistas en la isla». De esta manera, los trabajadores podrían cotizar durante los seis meses de la temporada para recibir prestaciones en invierno, y se evitaría «la descapitalización de las empresas». La presidenta del Govern, Francina Armengol, también ha hecho esta petición al Estado.

Pasaporte sanitario

Pasaporte sanitario

Para atraer turistas cuando se levante el confinamiento, Reina indica que se deben establecer «unos protocolos muy claros para garantizar que el destino es seguro frente a la amenaza del coronavirus». Para ello, al igual que el Govern balear, piden «un pasaporte sanitario en origen» para constatar que el turista que viaja a la isla está «sano» y libre de Covid-19.

Además, este grupo de hoteleros y empresarios de la oferta complementaria coincide con el Consell de Ibiza en que se deben hacer test masivos a la población para «aislar» a las personas que, aunque sin síntomas, sean portadoras del virus, al objeto de que las que den negativo puedan volver al trabajo y «reactivar la economía». El sector privado se ofrece incluso a adquirir test para facilitar estas pruebas. «Ahora no nos dejan».

Este grupo de empresarios también pone una larga lista de deberes a las administraciones locales, en lo que concierne a la ejecución de obras públicas, como las pendientes en la red de saneamiento, lo que además ayudaría a generar trabajo, y la mejora de la limpieza y seguridad de las zonas turísticas.

Algunos empresarios se encargan de buscar y proponer a la Administración medidas para incentivar que las aerolíneas garanticen suficientes conexiones a la isla durante el otoño. «Se debe proteger a las compañías o darles algunas ventajas para que puedan subsistir», apunta Reina. «Con la caída económica de las aerolíneas se producirá un aislamiento del archipiélago. Y esto se debe paliar de alguna manera», añade la empresaria.

Estos hoteleros trabajan con tres escenarios. El «optimista», ya descartado, era el de abrir en mayo. El «moderado» supondría que la actividad turística arrancase en junio y julio, siempre y cuando se pudieran garantizar las condiciones de seguridad a los trabajadores y turistas. «Primero tiraríamos del cliente nacional, que todos vamos a intentar conquistar. A ver cómo queda su poder adquisitivo. Por eso, pedimos los bonos desgravables y que se inyecte liquidez al mercado». El peor de todos, el escenario «pesimista» es que no haya actividad este año. Por ello, las empresas preparan planes de contingencia y destacan la necesidad de que los ERTE se puedan prolongar durante la temporada.