A la peripecia del Pinar del Río, el ferri de Baleària que el viernes por la noche encalló con 393 pasajeros a bordo en la bocana del puerto de Denia, le faltaba el elemento aéreo. Ha navegado la tira (se botó en 1992 y mantiene la bandera de Chipre). Y tierra también ha tocado; en concreto, las afiladas rocas de hormigón de la escollera norte dianense, que fue donde embarrancó. Ayer el buque vivió su episodio aéreo.

A las 16 horas, una enorme grúa empezó a sacar los 70 coches que estaban atrapados en la bodega de carga del ferri. Los automóviles volaban. La grúa los izaba como si no pesaran nada y los depositaba con sutileza en la escollera. Los trabajadores de Baleària los arrancaban (la madrugada del sábado ya les pidieron a los dueños que les entregaran dentro de un sobre las llaves) y los conducían hasta el muelle de embarque.

Una operación aérea

Una operación aérea

Los dueños de los vehículos no sabían que éstos iban a salir del ferri por los aires. La compañía les envió a las 14 horas un mensaje en el que les comunicaba que estaba previsto comenzar «la descarga» de esos 70 coches. Dejaba para más adelante darles «más detalles». Baleària se pondrá en contacto de nuevo con ellos en las próximas horas y ya les dirá que los automóviles están a salvo y que pueden ir a recogerlos.

El ritmo de sacarlos era bastante rápido. Cada diez minutos, un coche surcaba los cielos. La compañía prosiguió con estos trabajos por la noche. Anunció que los llevaría a cabo «ininterrumpidamente» hasta que en el interior del ferri no quedaran pertenencias los pasajeros.

Si sacar los coches por los aires ya fue complicado, lo que ahora queda no lo es menos. El ferri se ha quitado un peso de encima. Toca reflotarlo. La operación la llevará a cabo la empresa hispano-holandesa Ardentia Marine. El mar, al menos, vuelve a estar en calma tras el temporal que se desató el martes. El patín de estribor de este ferri, que es un catamarán, está bastante dañado.