El exceso de turismo, una amenaza para el turismo. Así puede resumirse la conclusión del informe anual de 2018 elaborado por el Observatorio de Sostenibilidad de Ibiza, impulsado por la entidad Ibiza Preservation Found (IPF) y en el que han intervenido científicos de todos los campos, dirigidos por los investigadores Juan Calvo y Marta Pérez. Se trata del diagnóstico más completo y exhaustivo elaborado sobre la situación turística y medioambiental de la isla en las últimas décadas.

Los fuertes aumentos en la llegada de turistas a la isla, con la consiguiente proliferación de incomodidades que ello provoca a los propios visitantes (atascos de tráfico y saturación en las playas), junto con la destrucción ecológica de paisajes y la contaminación de las aguas por vertidos suponen graves riesgos para la principal industria de la isla. Incluso las aguas de las playas han perdido calidad de forma notoria en los últimos diez años.

Desde el año 2016, la llegada de turistas ha subido un 4,5% hasta alcanzar 3,2 millones en el año 2018. Además, se ha empezado a experimentar una desestacionalización turística en los meses de invierno, pero «eso no ha supuesto que haya menos turistas en temporada alta, sino que haya más gente a lo largo de todo el año», señaló Marta Pérez. La afluencia de turistas en verano ha aumentado un 2,7 % pasando de 2,75 millones turistas en 2016 a 2,83 millones de turistas en 2018. Pero la subida ha sido aún más espectacular en invierno, con un aumento del 21 % de llegada de turistas al pasar de 308.000 turistas en 2016 a más de 370.000 en 2018.

«Más gente todos los meses»

Por otra parte, el Índice de Presión Humana (IPH), que mide el número total de personas que hay sobre la isla en un determinado momento, revela que se ha producido un incremento del 20% entre 2008 y 2018, y alcanzó un valor de 333.411 personas diarias, concretamente en agosto. En el mes de abril, considerado como mes previo al inicio de la temporada alta, el incremento en la última década ha sido de más del 40% hasta superar las 200.000 personas diarias. «De esta manera, en las Pitiüses ya se contabilizan anualmente 20 turistas por habitante, cifra superior a la de Balears en su conjunto, que se sitúa en 15 turistas por habitante», explicaron Marta Pérez y Juan Calvo.

El aumento de turistas en la isla de Ibiza es consecuencia, principalmente, del aumento de la oferta de viviendas turísticas. En el año 2018 se superaron por primera vez las 90.000 plazas turísticas regladas en Ibiza, debido al fuerte crecimiento de la oferta viviendas turísticas legales, que se ha triplicado, al pasar de 3.133 plazas en el año 2012 a 10.502 en el año 2018, de acuerdo con los datos oficiales del Consell. A ello se debe sumar la elevada oferta ilegal de viviendas turísticas en portales web como Airbnb, HomeAway o Tripadvisor. Según los datos publicados por la organización balear conservacionista Terraferida a partir de un análisis de la web Airbnb, ese portal ofrecía 27.297 plazas turísticas en el año 2018 en la isla de Ibiza.

Todo ello, a juicio de IPF y los autores del estudio, está provocando una pérdida de la competividad turística de la isla por su progresivo deterioro territorial y ambiental. «Ibiza, como destino turístico, está en peligro», proclamó la directora de IPF y del Observatorio de Sostenibilidad, Sandra Benveniste. De hecho, según recordó, Exceltur ya ha alertado de una pérdida de la competividad turística de Balears en su informe Monitur 2018 relativo a la valoración sobre la densidad urbanística de los destinos, su nivel de congestión y su compromiso ambiental. Esta pérdida de competividad también se manifiesta en la valoración de los turistas, que suspenden a Ibiza en masificación, paisaje, limpieza y contaminación, de acuerdo con estos estudios.