El nuevo plan director de residuos de Ibiza advierte de que el vertedero de Ca na Putxa se encuentra al 70% de su capacidad y, con el modelo actual de gestión y generación de basura, calcula que le quedan «no más de siete años» de vida útil. Hace unos meses, Antoni Roig, el gerente de la UTE Giref, concesionaria del vertedero, situaba el final de Ca na Putxa en un plazo de «entre ocho y 10 años».

Pese al escaso margen de tiempo que queda, el plan de residuos, que se aprobará inicialmente próximamente en pleno, no contempla una solución definitiva a este problema y se limita, en una disposición adicional, a prever que en un plazo de dos años desde su entrada en vigor se lleve a cabo «un estudio de alternativas». En otro punto se contempla la posibilidad de que se lleve a cabo un eventual tratamiento de los residuos en plantas de Mallorca, propuesta que hace unos años el Consell descartaba, y, transitoriamente, la adopción de medidas encaminadas a tratar de alargar la vida del vertedero.

El plan marca como objetivo que el año que viene (a partir de septiembre se prevé que se ponga en marcha la planta de triaje y la de tratamiento de la materia orgánica, que están en construcción) se lleve a cabo el tratamiento previo del 100% de los residuos (su selección y, según el caso, recuperación) y que sólo el 35% del total de los desechos que se producen en la isla sean depositados en Ca na Putxa, porcentaje que en 2030 se tiene que reducir al 10%.

También se proyecta, en un plazo de dos años, reducir en un 10% el peso de los residuos que genera cada habitante en comparación con 2010, y alcanzar una reducción del 20% en 2030. En cuanto a la recuperación de desechos, el plan prevé que en 2020 se alcance un porcentaje mínimo de reciclaje del 50% en peso, y del 65% en 2030, en las fracciones de papel, metal, vidrio, plástico y biorresiduos, entre otras. De cara a 2020 se marca el objetivo de que se recicle el 40% de los envases de plástico, el 85% de los de papel y cartón, el 70% de los de metal, el 75% de los de vídrio y el 60% de los de madera.

Consumo de bolsas de plástico

Para reducir el consumo de bolsas de plástico, «uno de los objetivos principales», el plan establece la necesidad de que se adopten «instrumentos que aseguren que no se entreguen de manera gratuita» tal como regula la normativa (el Real Decreto 293/2018) y que a partir del año que viene sólo se permita la distribución de bolsas de plástico compostable.

En cuanto a la materia orgánica, se prevé que el año que viene se recoja el 50% de este tipo de residuos y el 65% en 2023. Todo ello pasa obviamente por que se cumplan los plazos de construcción y puesta en marcha de la nueva planta de tratamiento (biometanización) de Ca na Putxa y por «reforzar el fomento del autocompostaje en aquellos lugares donde sea fácilmente practicable». En el régimen transitorio del plan «se ha incorporado la posibilidad de que se puedan aplicar estrategias y alternativas de tratamiento finalista de la materia orgánica» hasta la puesta en marcha de la planta de tratamiento.

Los lodos de las depuradoras

Los lodos que producen las depuradoras de la isla se seguirán trasladando fuera de la isla o bien se aplicarán en suelos agrícolas, con «medidas que minimicen las molestias» que genera.

Para la recogida de la materia orgánica se colocará en la calle un contenedor adicional. El plan contempla la constitución de una comisión formada por el Consell y los ayuntamientos de la isla para «unificar y coordinar» la puesta en marcha de esta recogida selectiva, así como el diseño conjunto de las campañas de comunicación e información a los ciudadanos.

El plan destaca el servicio que prestan las deixalleries (seis fijas y dos móviles) al dar «solución» a la gestión de «residuos especiales» que se producen en los hogares: aparatos eléctricos y electrónicos, aceites, pinturas, minerales... Desde su apertura, en 2009, la evolución ha sido «muy satisfactoria», al pasar de gestionar 3,1 kilos de residuos por habitante en el primer año a 41,7 kilos en 2016. El plan también proyecta ampliar la red de deixalleries con la instalación de otra en Vila y en Sant Joan.