Lo cercano tiene tirón. Se pudo comprobar ayer en la inauguración de la feria gastronómica 'Sabors del camp i de la mar', que hoy continúa en el recinto ferial de Ibiza y en la que participan una treintena de asociaciones, cooperativas y empresas privadas que dan prioridad al producto que se cultiva o pesca en esta tierra.

Ese tirón lo han comprobado los miembros de las 12 fincas que proveen a Ecofeixes, cuya producción ha aumentado un 40% desde el año 2015, según los cálculos de Sonia Torres, su directora. El incremento se debe tanto a que hay más personas interesadas como al impulso que han experimentado desde que contrataron a un agrónomo, Borja Camí, que les asesora. Es un «acompañante de fincas» catalán que cada mes visita sus cultivos y les indica cómo mejorarlos, cuáles son las variedades más apropiadas y en qué época sembrar. Esa «planificación específica» les ha «ayudado mucho a mejorar la producción y la seguridad a la hora de comercializar» sus productos, especialmente con los restaurantes: «Ahora -indicó Torres- sabemos que el cultivo irá bien. Antes era un 'ya veremos cómo acaba esto'». De la decena de productos que ofrecían a sus clientes cuando comenzaron en 2013, han pasado a medio centenar, «una barbaridad», exclama satisfecha su directora. Y de las 15 familias a las que semanalmente abastecían inicialmente con sus cestas han pasado a 70. Ahora están más llenas, pues contienen más variedades: antes, cuatro, ahora una veintena. Sirven a casi 20 restaurantes que «quieren productos gourmet», y a una decena de tiendas especializadas: «Hay mercado. La gente se preocupa cada vez más por su salud y hay más conocimiento de los beneficios de los productos ecológicos», comentó Torres.

La apuesta de Ecofeixes les está saliendo bien. En la Cooperativa de Sant Antoni también esperan que prospere su última iniciativa, presentada ayer en la feria: envasar en cristal y crear un diseño especial para su almendra tostada. Han comenzado con tarros de 100 gramos, pero pronto lanzarán otro de 150 y están diseñando uno de 40 gramos para que los turistas lo compren como souvenir, según explicó Juan Antonio Prats, gerente de la cooperativa. Ya hay varios distribuidores interesados en sus primeros 300 botes: «Primero queremos venderlos en Ibiza. Luego ya veremos», comentó Prats respecto a su posible exportación. La empresa cafetera Meke, que participa en la feria gastronómica, les adquiere almendras para producir su espeso butter almond, que incluye una pizca de sal.

De las casetas de Peix Nostrum y de las dos cofradías de Ibiza salía ayer un embriagador olor a calamar, gambas y cigalas a la plancha. Su gerente, Xicu Cardona, también llevó gerret, cuya temporada ha comenzado ya («de momento no se coge mucho»), como la del moixó. De calamar se ha pescado poco hasta el momento, según Cardona: «En 2017 fue un poco mejor, pero la temporada excelente fue la de 2015, cuando hubo tanto que, como aquí sobraban, se llegaron a exportar casi ocho toneladas a Murcia».

Mejor les ha ido en Can Rich, también presente en la feria. Según Stella González, copropietaria de la bodega, la vendimia ha sido «buena gracias a las lluvias». La cosecha se ha recuperado respecto a la de 2017, pero para regresar a los «valores de siempre». Así, si el pasado año consiguieron 50.000 litros, este han superado los 80.000 litros. González destaca la «calidad» del caldo de esta añada, quizás porque «no ha padecido enfermedades y las lluvias han caído abundantes y en su momento».

Poca producción de aceite

Pero no siempre llueve a gusto de todos, como lamentaba Joan Benet, productor de aceite de oliva, en el stand de la Agrupació de l'Olivar de Ibiza. Benet calcula que la cosecha de este año ha descendido un 60% respecto a la de 2017. ¿Por qué? No lo sabe, quizás la vecería (muchas plantas dan abundante fruto un año pero al siguiente, poco) o puede que por las condiciones meteorológicas: «Han pasado cosas raras. Veías cómo todo el árbol estaba lleno de flores pero, al final, sólo salían aceitunas en una rama». Otros años las recogía hasta diciembre. Este lleva una semana sin producir aceite en su almazara.

Laia Ribes y Raúl Checa también han apostado «por el kilómetro 0» y los sabores y olores originales. Han convertido Can Carreró, una finca de una hectárea situada en Benirràs, en un cultivo de plantas aromáticas, como el romero, la lavanda, la valeriana y «la estrella» de sus infusiones, la melisa, en palabras de Checa. Empezaron a sembrarlas hace año y medio, y desde hace dos meses han creado una línea de infusiones, que venden a veinte tiendas, o directamente en el mercadillo de Sant Joan. Y a granel en su finca.

El agua marina figura en la feria como uno de los sabores de esta isla. Concretamente, la que Agua de Mar extrae a entre 20 y 30 metros de profundidad en el noroeste, cerca de ses Margalides, según explicaron Laia y Alfonso Gómez, hermanos y dos de los responsables de la empresa. La venden en botellas de cristal, como si fuera de Lanjarón, así como en colirio, para limpiezas nasales o como espray de uso tópico. Curiosamente, la exportan tanto a España como a Francia, Suiza, Alemania, Portugal, Estados Unidos, China y Japón.

Juan Tur, Fluxà, que nunca se pierde una feria de este tipo, acudió al recinto con su dulce de guindilla, sus sales de sabores y sus licores ibicencos. Está muy satisfecho por el éxito que ha tenido su última iniciativa, un curso sobre cómo preparar herbes: ha colgado el cartel de completo.