El juzgado de guardia, en este caso la jueza sustituta del Juzgado de Instrucción número 4 de Ibiza, Carmen Robles, decretó ayer por la tarde prisión comunicada sin fianza para los cinco hombres detenidos por los agentes de la policía judicial de la Guardia Civil de Ibiza en relación con la desaparición en la isla de la alicantina Nuria Ester Escalante, de 52 años de edad, hace casi un mes.

Fuentes del TSJ tan sólo detallaron que la jueza ordenó su ingreso en prisión «por su presunta relación con los hechos». Los detenidos son todo hombres de entre 40 y 60 años de edad. Dos argentinos, un uruguayo, un italiano y un polaco. Cuatro de ellos fueron arrestados el pasado lunes por la noche, y el quinto al día siguiente.

Sobre el caso se ha decretado el secreto del sumario, por lo que apenas ha trascendido información, ya que la investigación se está llevando con el máximo sigilo. Lo único completamente seguro es que los investigadores piensan que la mujer no desapareció de forma voluntaria y que fue víctima de algún tipo de violencia, cuya naturaleza por el momento se desconoce. Los agentes han centrado la búsqueda de la mujer en Sant Antoni, pero por ahora sin éxito.

Nuria Escalante se encuentra en paradero desconocido desde el 31 de octubre. Vino a la isla para buscar trabajo y mantenía contacto por teléfono con sus hijos. Cuando el teléfono dejó de dar señal, saltaron las alarmas.

Un giro en el caso

Un giro en el caso

El caso dio un giro el pasado día 17, cuando los agentes encontraron el equipaje de la mujer en una casa okupada situada frente al Lidl de la rotonda de entrada a Sant Antoni. Escalante estuvo un tiempo en esta casa, donde, al parecer, vivía un hombre que después fue detenido por la Guardia Civil y que explicó que la alicantina le había dejado las maletas con la intención de pasar a recogerlas, lo cual nunca llegó a realizar.

El hallazgo de las maletas precipitó la llegada a la isla de agentes de Criminalística de la policía judicial de Mallorca, que, al parecer, encontraron restos de sangre en esta infravivienda. Por el momento, no se ha informado de si la sangre pertenece o no a Escalante. Los investigadores tomaron muestras de tejido del hijo mayor de la desaparecida, Aarón Berenguer, con el fin de cotejar su ADN con el de la sangre hallada en la casa okupada.

Temores

Temores

A partir de ese momento la familia comenzó a temerse lo peor. «Nunca vino a por el equipaje, y allí estaba todo, incluido el líquido de las lentillas, por lo que creo que el caso pinta mal», dijo entonces Berenguer. Escalante tiene dos hijos. Aarón, que tiene 23 años de edad, y otro de 21. El mayor ha seguido parte de la investigación en la isla, pero después tuvo que regresar a Alicante para atender asuntos personales. Berenguer dijo el martes desde Alicante que sospecha que su madre y los detenidos pudieron haber mantenido algún tipo de altercado que acabó mal.

Berenguer manifestó que cree que su madre no conocía con anterioridad a ninguno de los detenidos, si bien es posible que alguno de los arrestados sí hubiera tenido contacto con ella, ya que Escalante trabajó en la isla en temporada turística, al parecer en el sector de la hostelería y como vigilante de seguridad en el aeropuerto. Berenguer también dijo que uno de los detenidos es conocido de su hermano. Escalante vino a la isla a finales de octubre con el fin de buscar trabajo. Todo hace pensar que la dificultad para encontrar vivienda la llevó hasta la casa okupada de Sant Antoni.

El lunes y el martes de esta semana la Guardia Civil llevó a cabo un gran despliegue en Sant Antoni con el fin de buscar el rastro de la desaparecida. Los agentes buscaron en el solar en el que se encuentra la casa okupada y también en la zona situada al otro lado de la carretera de acceso a Sant Antoni, es decir, donde se encuentra el camping. En esa zona buscaron en el cauce del torrente y en algunos pozos cercanos. También registraron una casa situada en la calle Pablo Picasso en la que reside uno de los arrestados.

En esta casa dos operarios del Ayuntamiento de Sant Antoni picaron en la azotea buscan el rastro de la mujer.