La extensión de la plaga de serpientes en Ibiza es imparable. Ahora se sabe, según un informe financiado por el Govern balear y financiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que los ofidios han ocupado una superficie equivalente a más de 8.700 hectáreas. Esta información se basa en las capturas de culebras gracias sólo a las trampas instaladas por el Ejecutivo regional, por lo que no contabilizan las que desde el año pasado reparte el Consell de Ibiza entre particulares.

Por lo tanto, el mapa que se reproduce a la derecha, facilitado por la conselleria de Medio Ambiente tras la comparecencia de su máximo responsable,Vicenç Vidal, en el Parlament, puede variar sustancialmente.

Precisamente, el Consell ibicenco ya ha comenzado a repartir otras 200 trampas entre particulares a través de la Cooperativa Agrícola de Santa Eulària en colaboración en este ayuntamiento y el de Sant Joan.

Estas jaulas, elaboradas por los alumnos de la Escola d'Arts i Oficis, se suman a las 300 facilitadas el año pasado.

Desde Medio Ambiente del Consell explicaron ayer que no todos los vecinos que obtuvieron el año pasado una de estas trampas comunican las capturas, como así se lo solicitaron desde la institución. Por este motivo resulta más complicado plasmar en un mapa los ofidios capturados por los medios facilitados en Ibiza.

El plano aportado por el Govern revela que la presencia de las culebras en la isla se concentra en los municipios de Sant Eulària y Sant Joan, y de una manera más acentuada en la zona de la playa de es Figueral. En cualquier caso, el conseller no explicó si la razón por la que se producen más capturas en este punto es porque se repartieron más trampas, se han comunicado más capturas o realmente la presencia de estos animales es mayor que en el resto de la isla.

El centro de Ibiza, en los alrededores de Santa Gertrudis, también aparece con gran cantidad de capturas en el plano facilitado por Vidal.

Y la campaña contra las serpientes continúa. Aunque de poco servirá si después de tantos años de lamentaciones no se controla la llegada a la isla de olivos, árboles en los que se guarecen las culebras. Un detalle nada baladí, por cierto.