El cielo de Sant Antoni se iluminó ayer a medianoche con un castillo de fuegos artificiales que se lanzó desde el auditorio de sa Punta des Molí en el marco de las fiestas de homenaje a Sant Bartomeu.

Durante los casi 15 minutos que duró el espectáculo pirotécnico, el público pudo ver un total de 15 conjuntos diferentes que llamaron la atención por sus llamativos colores, entre los que resaltaron el amarillo, el azul y el dorado.

Como es tradición, tres avisos advirtieron del comienzo del bombardeo de truenos. En la segunda fase se intensificó la fuerza y el número de los petardos y finalmente dos avisos anunciaron el último golpe de truenos, durante el que explosionaron 100 carcasas.

Se utilizó un sistema eléctrico por lo que cada conjunto se activó individualmente para el lanzamiento y explosión de un total de 960 carcasas, el doble de las que estallaron en ses Figueretes el día 15 (508) y menos de las que explosionaron en Vila, más de 1.400.

La empresa Ricardo Caballer fue una vez más la responsable del espectáculo, para el que empleó 293 kilos de masa reglamentada. El presupuesto de los fuegos, 24.500 euros, es la misma cifra que en añor anteriores y ha corrido a cargo del Consistorio.

Uno de los responsables de la empresa, Javier Guardiola, explicó que se trata de un castillo «más tradicional y llamativo por la fuerza del color». Cuatro operarios de Ricardo Caballer se reunieron el sábado y ayer para ultimar los detalles del espectáculo. El Ayuntamiento, por su parte, había anunciado la aplicación de unas restricciones en la zona de sa Punta des Molí para garantizar la seguridad de los ciudadanos durante el espectáculo. Las medidas de seguridad estuvieron vigentes entre las 13 horas y la una de la madrugada.

La primera afectó a los hoteles Ocean Beach, Neptuno y Hawaii, pues sisguiendo el plan elaborado se impidió que hubiese personas en aquellos exteriores que daban a la bahía. También a partir de las 13 horas, quedó prohibida la utilización de las casetas varadero de sa Punta, y desde las 16 horas se impidió a las barcas fondear en un radio de 500 metros desde el auditorio.

La última medida que se aplicó ayer fue a las 21 horas, y restringió toda la zona de sa Punta comprendida entre ambos extremos de la calle de s´Embarcador.