El Ayuntamiento de Sant Eulària da vía libre a la reconstrucción de la gasolinera de Santa Gertrudis al conceder la licencia para la instalación de cuatro depósitos de carburante de doble pared acero-acero, de 30.000 litros de capacidad cada uno, en sustitución de los antiguos (tres de ellos están desenterrados). El presupuesto de las obras es de 137.127 euros.

El mal estado de los depósitos antiguos provocó entre el otoño de 2001 y el invierno de 2002 un vertido de entre 20.000 y 30.000 litros de carburantes que afectó a 450.000 toneladas de agua del acuífero subterráneo y a numerosos pozos de abastecimiento, según dijo en el juicio, en julio de 2010, el jefe de Servicios, Estudios y Planificación de Recursos Hídricos del Govern, que consideró entonces que había sido «el mayor desastre ecológico de la historia de Balears».

El alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, asegura que desde hace tres o cuatro años se estaba tramitando la solicitud de licencia para reinstalar los depósitos y abrir la estación de servicio. Aún no se ha concedido licencia para reformar el edificio, pero Marí apunta que se trata de una cuestión menor, siempre y cuando las obras «no afecten a la estructura». El titular de la explotación ya no es Hidrotechnik España S. A. Microclima Desarrollos S. L., una sociedad con domicilio social en Madrid, fue la adjudicataria de la subasta del negocio.

Marí puntualiza que el Consistorio «no podía impedir» la reapertura de la gasolinera, que cuenta con la declaración de interés social desde 1994 y licencia de apertura, siempre y cuando los informes de las administraciones competentes fuesen favorables. Aparte de los servicios municipales, han emitido un informe a favor de la instalación de los depósitos el departamento de Carreteras del Consell, el servicio de Residuos y Suelos Contaminantes de la dirección general de Medio Ambiente del Govern y la dirección general de Recursos Hídricos del Govern.

Vulnerabilidad alta del acuífero

Este último advierte de que la vulnerabilidad de la contaminación del acuífero es «alta» y que la gasolinera se encuentra a menos de mil metros de pozos de abastecimiento urbano, por lo que exige la instalación de cuatro piezómetros (instrumento que mide la presión de un fluido) en varios puntos alrededor de la estación para controlar posibles fugas y que al mismo tiempo puedan usarse para la descontaminación del acuífero si se produce un nuevo vertido.

Los sondeos deberán tener una profundidad mínima de 10 metros dada «la profundidad del nivel freático de la zona», según el informe de Recursos Hídricos. La parte superior de la corona deberá cementarse con bentonita (arcilla) para evitar una posible contaminación desde la superficie.

Los cuatro tanques de combustible se ubicarán dentro de una cubeta de hormigón, que dispondrá de un tubo para el control de vertidos dentro de este receptáculo. Asimismo, el Govern recuerda que como es «posible» que el terreno donde se asienta la estación de servicio esté «contaminado» por el vertido de 2002 será necesario un control de la presencia de hidrocarburos mientras se efectúen las perforaciones.

El pasado mes de septiembre la Audiencia Provincial revocó la sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de Ibiza, que, en diciembre de 2010, condenó a un año de cárcel por delito medioambiental imprudente al austriaco H. H. H., el administrador de la empresa propietaria de la estación de servicios cuando se produjo la fuga y la contaminación del acuífero. El Govern llevó a cabo durante años trabajos de descontaminación que al final de la pasada legislatura ya se dieron por finalizados tras reducir en más del 90% el índice de contaminación. La conselleria prevé que el acuífero quede limpio definitivamente de forma natural en un plazo de entre 5 y 10 años.