Para empezar

Can Misses, ¿al final sí era el dinero?

Felizmente atónita me tiene la rapidez con la que el Ib-Salut está resolviendo las contrataciones en Can Misses. Tres oncólogos y dos nuevos especialistas en Medicina Interna en pocos meses de legislatura, cuando durante años se nos intentó convencer de que el Govern hacía todo cuanto estaba en su mano para dotar como necesitaba a la sanidad pitiusa y que no había facultativos disponibles. Es como si el hospital ibicenco empezara a despertar de la pesadilla de la desidia y el abandono institucional de una isla que, en los equilibrios de partidos, poco pintaba en Palma y que nos convirtió en enfermos de segunda. Las listas de espera más largas, las mayores demoras para operarse, las peores ratios de médicos y profesionales de enfermería por paciente. Ha bastado con que los nuevos gestores mejoraran los incentivos y multiplicaran hasta por tres los complementos salariales para que comiencen a aflorar candidatos. Es mucho dinero, sí, pero ningún defensor de la sanidad pública debería negar que estará bien empleado si tan solo sirve para atender con dignidad a los enfermos de cáncer de las Pitiusas, a los que tenían saltando de un oncólogo a otro como pelotas. Prohens debe en buena parte su gobierno a la hecatombe en Ibiza de una izquierda de camarilla blindada ante las críticas. Su ejemplo demuestra que desde el poder también hay que saber escuchar y parece que, al menos con Can Misses, Manuela García de momento eso está haciendo.

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