Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Homilía para una cura de humildad

Vivimos metidos en contradicciones, entre lo que uno quiere ser y lo que es, lo que es y en lo que cree, lo que cree y lo que hace, etcétera. Como esa amalgama está condenada a vivir en un cuerpo a las órdenes de un ego, nos pasamos el día, para no romper, tapando grietas y haciendo muecas. Una de ellas es el cinismo, que asume la contradicción y la muestra, echando mano de la ironía. Otra es la hipocresía, que disimula la contradicción echando mano de la respetabilidad. La primera abre una sonrisa que puede parecer chulesca y la segunda compone un gesto que puede parecer repugnante, así que no hay modo de salir indemne. Ciertamente hay una diferencia sustancial entre cinismo e hipocresía, que no tiene que ver tanto con los actos como con la verdad. El primero la muestra, con el auxilio de la vanagloria, y la segunda la oculta, con el auxilio de la moral. Pero al final todos calvos.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.