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Joan y sus flores para Guillemeta

Maria Boned, a la que llamaban Guillemeta, vivía en Dalt Vila y poco se sabe de ella. Murió en noviembre de 1968 sola y sin familia pero en el Cementeri Vell no falta una tumba que la recuerda, incluso con una escultura de la Virgen ni los claveles recién cortados. Quien honra así su memoria es Joan Juan Juan, cuya madre era la única amiga de Guillemeta, y a quien entregó un dinerito que tenía ahorrado para que la enterraran en el suelo, como era su deseo, y no en un nicho, como recordaba en su reportaje de Todos los Santos Josep Àngel Costa. Fue un entonces joven Joan quien encargó la piedra blanca bajo la que descansa Maria e incluso esculpió una figura de la Virgen para decorarla. Este martes, Joan al cubo, como se refiere a sí mismo entre risas, no faltó a su cita con Guillemeta a la que llevó claveles y una rama de mata después de visitar el nicho de sus padres, que también reposan en el camposanto de Vila. La lealtad de Joan emociona. Especialmente porque se ocupa de preservar la memoria de alguien a quien no le unía ningún lazo familiar ni una gran amistad. Si hay un más allá, me gusta imaginar en él a Guillemeta esperando cada 1 de noviembre la visita de Joan con una gran sonrisa.

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