Debéis procurar ser insobornables, dice el druida Vindio. ¿No vendernos jamás por dinero, quieres decir? –le preguntan. Bueno, esos sobornos son los más abyectos y miserables, pero los hay aún más devastadores. ¿Tal vez los que tienen lugar mediante honores? –inquieren. Tampoco –responde–; esos, por definición, pueden tener incluso su cara honorable, y además saltan a la vista de todos, pues para eso son. ¿Los que se hacen con entregas de amor o de sexo? –insisten. Donde metas el amor por medio te armarás un lío, así que deja eso –contesta Vindio; y añade al fin: los más devastadores no dependen del precio del soborno, ni de su clase, sino de la entrega que hagas a cambio. Lo que nunca debes entregar es tu criterio para juzgar las cosas con independencia, y menos aún cuando ese juicio puede perjudicarte. Siempre mejor en el infierno que en el limbo, remata el druida.
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