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A veces hay que elegir

¿Qué tiene que ver con nosotros, que hacemos vida a 10.000 kilómetros, la visita de Nancy Pelosi a Taiwán? Atención, no es una cuestión de la solidaridad con una democracia, es una cuestión de defensa de la democracia en el mundo, cuyos frentes están interconectados. Es evidente que el pacto de hierro entre Rusia y China era al final un plan de etapas para acometer, por su orden, la ocupación de sus territorios irredentos. Nancy Pelosi es un dinosaurio, una vieja demócrata que cree en pocas cosas pero lo hace con todas las consecuencias. Ha resumido la actual tensión mundial en «una elección entre autocracia y democracia». No se trata ya de la quimera de imponer la democracia a quien no la quiere, sino de ayudar a defenderse al que la tiene y quiere. Podemos darle vueltas y meternos en matices, evasiones, excusas, pero al final esa elección pica a nuestra puerta y nos mira con fijeza.

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