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Para empezar

Elena González

Baile de oncólogos

El último oncólogo que atendió en consultas externas a mi marido era un desconocido desplazado de Palma que sólo sabía de él, y sus miedos, lo que había leído en un aséptico historial. Habíamos tenido que esperar mientras el cáncer avanzaba, hubo preguntas que no nos atrevimos a formular... y desconsuelo. Para una persona tan vulnerable, su médico es el flotador al que se agarra para no ahogarse, la esperanza, incluso cuando ya no queda. Le entrega su confianza y eso le ayuda con sus fantasmas. Siempre que no se encuentre con un extraño cada vez. Han pasado diez años y hoy la situación de Oncología está igual o peor. Demoras inadmisibles, fuga de profesionales, sobrecarga de trabajo... y hasta diagnósticos tardíos, porque la maldita rueda empieza a girar mucho antes, en una atención primaria saturada y unas listas de espera para el especialista, y las pruebas, que nos sitúan a la cola del archipiélago y del país. Sin embargo, para Pilar Costa nuestra Sanidad goza de una estupenda salud. Explíqueselo a los que llevan meses en vilo para saber siquiera qué padecen o a quienes, con una enfermedad potencialmente mortal, les cancelan o retrasan citas. Por mi parte, yo sigo digiriendo su, implícita, defensa de la discriminación respecto a Mallorca y el estupor por que aún se escuden en Bauzá, como si no llevaran siete años en el poder. El deber del Ib-Salut es garantizar una atención equitativa en todas las islas y si no hay vivienda para los profesionales que necesitamos, conseguirla, como llevan tiempo haciendo los hoteleros con sus trabajadores esenciales. Si una empresa puede, el Govern también.

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