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Para empezar

Verónica Carmona

Portadista y redactora

Los bebés lloran y punto

Los bebés lloran y no depende de que la madre o el padre lo estén haciendo mejor o peor. O de que no sepan calmarlo. Lloran porque tienen hambre, gases, sueño o mocos. Lloran porque necesitan atención o porque están enfermos. Lloran porque no saben hablar y su instinto de supervivencia les dice que hacer ruido es mejor que estar callados. Lloran porque es su única manera de comunicarse con el mundo exterior. Los bebés lloran y punto. Los padres no deberían tener que justificarse cuando un bebé llora en el avión, en el supermercado, en la calle o en un autobús. Si alguien se siente molesto por el llanto de un bebé que trate de empatizar con ese progenitor, que posiblemente esté tirando de toda su artillería para calmar a su hijo. Porque esa madre o padre, además de preocuparse de que su bebé moleste a alguien -algo que en una sociedad más tolerante no pasaría-, sufre por el malestar de su hijo. Así que mejor no ponerle más piedras en el camino con miradas o incluso palabras de desaprobación, como ocurrió la semana pasada cuando el conductor de autobús de la línea de Palma a Port de Sóller abroncó a una mamá porque su bebé lloró todo el camino. Creo que esa escena fue mucho más bochornosa que el llanto de cualquier niño.

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