Diario de Ibiza

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Marta Torres

Para empezar

Marta Torres Molina

Cargo: Redactora

La biblioteca del dragón

Los libros amenazaban con desbordar la cueva. Eso sí que era un problema. En eso pensaba la princesa, tumbada en su rincón favorito de la caverna forrada de estanterías, escrutando al milímetro las paredes de piedra. Después de tantos siglos se había acostumbrado a jugar al tetris con los títulos año tras año. Habían ampliado aquel hogar, excavando y perforando hasta lo más profundo de aquella montaña que ya no daba para más. Así que hacía décadas que cada vez que se acercaba Sant Jordi asumía que tendría que pasarse un nuevo nivel de aquel juego. Cada vez era más complicado recolocar miles de títulos para que entraran unas decenas más. Nunca, aquel primer 23 de abril, pensó que las cosas saldrían tan bien. El dragón lo hizo genial, haciendo como que estaba a punto de devorarla. Y Jordi se creyó que, de verdad, lo había matado. El miedo que fingió ella para que huyeran de allí al galope, antes de que a la bestia se le escapara la risa floja, aún la hacía estallar a carcajadas. La leyenda corrió como la pólvora. Lo más complicado fue huir como ya lo había hecho del palacio, donde le tenían prohibido leer —«eso no es para princesas»— volver al bosque y esperar. Primero fueron pocos. Ahora, cada 23 de abril se encontraban, frente a la cueva de Sant Jordi, montañas de libros. Libros que no sabía ya dónde colocar, pensaba, tumbada sobre la barriga calentita del dragón.

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