Lo que más sorprende de Zelensky es la serena lucidez con que, desde el terrible escenario de su puesto de mando, analiza y cuenta al mundo lo que pasa, fustigando a los dubitativos. Al decir que “todo el proyecto europeo es un objetivo para Rusia” ha vuelto a dar en la cabeza del clavo. La Rusia de Putin –hoy por hoy la Rusia real– ve a Europa, su modelo socialdemócrata, sus instituciones liberales, su sistema de valores y la práctica de estos (por hipócrita que sea tantas veces) como una amenaza para su proyecto mucho mayor que la OTAN. Ve también, con la astucia del lobo observando a las ovejas, la fragilidad de esa Europa, pendiente siempre de conjurar sus demonios nacionales y de que la fe de los europeos en su modelo no se debilite. Los “amigos” europeos de Putin, a derecha e izquierda, simplemente comparten con él un odio de fondo a ese modelo. Zelensky nos mira y nos ve.
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