Diario de Ibiza

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Miguel Ángel Riera

Creer que podemos salir

Semana Santa, abierta por la procesión de la Virgen de los Dolores por las calles de Dalt Vila al que se le unió el Cristo del Cementerio. Diferente. Cada año es una Semana Santa diferente, ciertamente, ésta, podríamos decir más. Todas son diferentes por que con pandemia o sin ella, la Semana Santa no es solo un recuerdo histórico del pasado, de lo que vivió Jesús en su propia persona. Todas son diferentes por que la traemos a nuestro presente como clave de sentido y lectura creyente de la historia.

Para los que la viven desde fuera, diferente. Volverán a salir las imágenes que nos recuerdan la pasión, la muerte y la Resurrección de Jesucristo. Realidad diferente ya que durante dos años consecutivos, bueno, tres, ya que la lluvia también impidió la salida de muchas de ellas el año anterior. Para los que la celebramos desde dentro, diferente, por que vivimos un momento histórico diferente y en cada momento de nuestra vida, se nos quiere animar en nuestro caminar, recordándonos que el dolor, la enfermedad, la desesperación, no tienen la última palabra. No podemos dejar de creer que saldremos de todos estos acontecimientos, por que todo ha sido vencido por la Vida, por que la esperanza rompe con todo aquello que nos ata a la destrucción, para así abrirnos a la luz pascual.

El deseo más profundo sería que todos, tantos los de dentro como los de fuera de la Iglesia, viviéramos la Semana Santa con la certeza que de todas las circunstancias que nos toca vivir, de todas ellas, podemos salir.

Necesitamos adentrarnos en la realidad del misterio de la muerte y resurrección de un inocente, Jesús, desde la situación actual de lo que estamos viviendo y de lo que están viviendo muchos de nuestros hermanos huyendo de la guerra, del hambre, de las mafias y de las injusticias. Ahí está la pasión, el dolor, la muerte… y ahí también están los signos del Resucitado.

La Resurrección, nos quiere recordar que el sepulcro está vacío. Que aquello que retiene la vida ha sido destruido. Que ya nada puede retener nuestros anhelos de vida, de ilusión y de esperanza. Que la Vida vence. Vivir la Semana Santa nos debería ayudar a todos a descubrir y creer que podemos salir delante de ésta situación y de todas aquellas que la vida nos depara.

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