Cada uno con su historia en marcha; cada una con una misma. La sala con luz tenue y al fondo Laura Gómez acaricia las teclas del piano. Al otro lado del miedo nunca pienso que tendremos que morir, nos canta. Vivo uno de esos momentos en los que de nada sirve obedecer al impulso de moverme. Me quedo quieta y observo, pienso. Es ahí, en ese preciso instante, cuando soy cómplice de la situación y recreo en mi mente, no lo que veo sino lo que imagino: una pareja de jóvenes que se abrazan; unas señoras que mueven sus cabezas al compás de las notas; una madre que mira a su hija de perfil con amor y una puerta que se abre al fondo por la que una compañera entra. Sostiene en sus manos un plato con una tortilla condimentada con queso. La saborea. Le gusta. ¡Esta noche ceno con música! creo que es lo que se está diciendo, pero a saber qué estará pensando. Deja el tenedor y graba con su móvil. Graba desde ese ángulo y da más belleza aún al momento.