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Jordi H. Fernández

El cierre del Museo Arqueológico

«Se está prolongando una situación que hace años tendría que haber hallado una solución que

permitiera la rehabilitación del edificio y hacerlo accesible para las personas con movilidad reducida»

La noticia de la continuidad del cierre del Museo Arqueológico de Dalt Vila aparecida en el Diario de Ibiza de su digna dirección publicada el pasado domingo 16 de enero de 2022, no es buena, sobre todo porque se está prolongando en el tiempo una situación que hace años tendría que haber hallado una solución que permitiera la rehabilitación del edificio y hacerlo accesible para las personas con movilidad reducida.

Creo que las administraciones deberían hallar una solución a este problema del que el periodista Sr. José Miguel L. Romero se hace eco, pero que expresado como lo hace no se corresponde exactamente con la realidad.

En primer lugar, el Museo Arqueológico de Dalt Vila cerró sus puertas en el 2010 porque se iban a acometer las obras de impermeabilización del baluarte de Santa Tecla y se tenía que proceder al levantamiento del enlosado existente y por el que se filtraban las aguas que obligaban al personal del Museo, antes de que las instalaciones se abrieran al público, cada mañana recoger las aguas filtradas para evitar el encharcamiento de parte del pasillo del baluarte, evitando resbalones y posibles caídas. Pero ello no significaba, para nada, que estas filtraciones, que afectaban únicamente al pasillo del baluarte «ponían en riesgo la estabilidad del edificio».

Es importante recordar que el Museo Arqueológico de Dalt Vila está compuesto por diferentes edificios históricos con problemáticas de conservación diversas: la Capilla del Salvador, el edificio de la Universidad, y el baluarte de Santa Tecla. En la noticia mencionada se mezclan informaciones de las diversas partes del museo de una forma en la que resulta difícil comprender el estado de conservación de estos edificios, así como de los motivos que llevaron al cierre temporal del museo.

Por tanto, otro tema bien distinto al del baluarte, era el problema estructural que afectaba a la antigua capilla del Salvador ya que, en una de las visitas realizadas por técnicos del Ministerio de Cultura en el 2011, quedaron patentes las grietas que afectaban a la capilla.

Este problema fue expuesto perfectamente por el señor Romero en el Diario de Ibiza de 15 de abril de 2011 que tras hacer mención a la labor de cosido del inmueble hace referencia a la «filtraciones graves» del Museo con las siguientes palabras:

El museo está cerrado desde marzo debido a las dos obras que le afectan. Por un lado, y a través de la inversión del 1% cultural, el Ministerio de Cultura, en colaboración con el Ayuntamiento de Ibiza, interviene para reducir la humedad en el baluarte de Santa Tecla: «Allí teníamos unas filtraciones graves», afirma Fernández. Además, el Ministerio aprovechó que se tenía que cerrar el edificio para repicar sus paredes y sanearlo. «Lo tuvimos que cerrar y desmontamos la exposición –explica Fernández– porque se originaron filtraciones tras ser levantada toda la plataforma del baluarte». Mientras ejecutaban ambas obras «se toparon con el problema» estructural. La solución, dar unos pespuntes al museo para que no caiga».

Sin embargo, y por ello me apresuro a aclararlo, toda esta situación nada tiene que ver con la problemática que afecta a la ampliación del museo. Conozco el excelente y respetuoso proyecto redactado por el arquitecto de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de la Secretaria de Estado de Cultura Luis Arranz, autor de otros muchos proyectos completamente respetuosos con nuestro Patrimonio Histórico Artístico pero que su solución de ampliar subterráneamente parte del baluarte de Santa Tecla a pesar de seguir todas las directrices y sugerencias, de catas arqueológicas y exploraciones geotécnicas que le ha solicitado la Comisión de Patrimonio de Ibiza, por lo que el origen el proyecto fue aprobado, al parecer, no convence a los técnicos tanto municipales como, ahora, a los del Consell de Ibiza al parecer por temor a que pudieran peligrar las murallas.

Iremos a lo positivo. Hay otras posibilidades que tendrían que valorarse. La primera sería, de momento, la de renunciar a esta ampliación por lo que el museo no podría aumentar en unos 300 m2 su superficie, y centrarse en efectuar las obras de rehabilitación y reacondicionamiento del resto del edificio, es decir, la Capilla del Salvador, la antigua Universidad y las casamatas del baluarte de Santa Tecla y, posteriormente, proceder a su instalación museográfica para que, en beneficio de todos, ciudadanía de Ibiza y Formentera y visitantes, pueda ser abierto al público a la mayor brevedad.

Jordi Fernández es exdirector del Museo Arqueológico de Ibiza

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