Diario de Ibiza

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Prats, Xescu

Vamos a contar mentiras

Descubro a través de las redes sociales un vídeo estupendo y que invita a la reflexión, producido por Amics de la Terra. Al parecer, se publicó hace algún tiempo, aunque en su momento no me llegó. Se titula: ‘Ses Feixes restaurades? Tant de bo!’ y está montado como un reportaje que descubre la transformación paisajística y la riqueza que representa para la isla la recuperación de ses Feixes, como si ésta en realidad ya se hubiese producido, en lugar de seguir siendo paraje deteriorado.

El vídeo presenta ses Feixes restauradas como un gran pulmón verde a las puertas de la ciudad, donde se puede pasear y hacer deporte, y que frecuentan tanto residentes como turistas interesados en nuestro legado histórico. El humedal también se ha con-vertido en un importante observatorio de aves, con casetas estratégicamente situadas desde las que contemplarlas y fotografiarlas. Además, hay un centro de interpretación que explica cómo funciona este sistema de regadío por capilaridad de época andalusí, único en el mundo, que aprovecha y retiene el agua dulce que baja por los torrentes hacia el mar.

Los vecinos de Vila, asimismo, han convertido sus parcelas de cultivo en huertos urbanos que vuelven a lucir esplendorosos y en los que se produce un intercambio de sabiduría agrícola entre generaciones. Sus portales también han sido restaurados, sus ca-nales recuperados y la maleza ya no campa salvaje por todas partes. El humedal incluso ha sido integrado en la declaración de Ibiza Patrimonio de la Humanidad.

Esta visión de “lo que podría ser” constituye una herramienta interesante de concienciación, pues permite situarnos en una realidad paralela donde las cosas se hacen bien y la política persigue objetivos más ambiciosos y tangibles. Visto el vídeo, se me ocurren otros muchos temas sobre los que aportar una perspectiva radicalmente distinta a la actual y que, tal vez, animara a nuestros gobernantes a actuar por fin de manera contundente en asuntos trascendentales, donde no se producen avances o éstos no resultan lo suficientemente significativos.

Pienso, por ejemplo, en este titular: ‘La naturaleza vuelve a adueñarse de las playas de Ibiza’. Tras él descubriríamos una costa tranquila y limpia como antaño, con aguas transparentes incluso en agosto, sin vertidos ni discotecas camufladas bajo el eufemismo de los beach clubs que desnaturalizan la costa. Tras su regulación, tampoco habría un exceso desmesurado de fondeos que dañan la posidonia o chárter pirata desembarcando clientes y víveres en mitad de los bañistas, como si fueran los traficantes de las planeadoras del Estrecho. No existirían tantas áreas acotadas de hamacas, no se producirían invasiones de vendedores ambulantes y niños y adultos podrían disfrutar del mar en armonía, tal y como ocurría en Ibiza hace quince o veinte años.

Asimismo, podríamos dedicar una pieza llamada ‘Ibiza, por fin libre de serpientes’, que anunciara que nuestra simbólica lagartija ya no está en peligro de extinción por la amenaza de los ofidios. Para ello, se habrían multiplicado previamente los medios para campañas de captura y eliminación de culebras y serpientes de herradura, y se habría prohibido importar olivos ornamentales y otros árboles donde los reptiles llegan en estado de hibernación.

Imaginemos también que ‘Caen los índices de saturación y estacionalidad de Ibiza’. Con ese objetivo, se habría eliminado la oferta ilegal de alojamiento, se habría limitado de forma efectiva el número de viajeros y vehículos y, además, impulsado el turismo a lo largo de todo el año, permitiendo a los trabajadores disfrutar de contratos fijos continuos y a los empresarios operar con menos agobios y mayor seguridad eco-nómica. Se circularía mejor por las carreteras, ya no se producirían atascos kilométri-cos el día de mercadillo o a la puesta de sol, y una sensación de mayor apacibilidad envolvería el territorio.

‘Ibiza recupera sus acuíferos’, gracias a una gestión ejemplar y pionera del agua, y a la menor presión poblacional derivada de la limitación de viajeros. Se habría regulado que los jardines se ejecutaran con especies autóctonas que no requieren grandes cantidades de agua para su mantenimiento y se habría implantado tecnología y sistemas de reciclaje de aguas depuradas que reducen la salinidad y permiten destinarlas al regadío y otros fines sin desperdiciar una gota. Los acuíferos habrían recuperado sus niveles normales y el agua ya no constituiría uno de nuestros grandes retos de futuro.

Y así podríamos seguir con otros muchos temas: ‘Los precios del alquiler regresan a la normalidad’, ‘Se autoriza a los vecinos de los Don Pepe a reparar sus viviendas’, ‘El Govern balear establece un reparto equitativo del dinero público para Ibiza’, ‘El West End se transforma en un barrio de cultura y gastronomía’, ‘Gran éxito de público en el centro de interpretación de sa Caleta’… Por imaginar que no quede. Soñemos a lo grande, aunque luego tengamos que darnos de bruces con la realidad.

@xescuprats

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