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‘Nice is the new punk’

Esta columna se publicará en la edición de los días 24 y 25 de diciembre y, por lo tanto, debería ser de temática navideña. Por muchos motivos, de pequeño detestaba estas fiestas. De adolescente, esa farisea celebración de los buenos sentimientos me provocaba vómito. Años después he aprendido a reconciliarme con la Navidad, principalmente porque… ¿sirve para algo ese aspaviento continuo del ‘qué asco que me da todo’? Sí, las Navidades son una farsa consumista. Sí, es una exaltación hipócrita y meliflua de labondad cuando, en realidad, estamos viviendo en un sistema psicópata. Sí, eso ya lo sabe todo el mundo. ¿Es necesario recordarlo de nuevo? Ahora he llegado a un punto en el que ni me molesta la Navidad ni su vano propósito de buenos deseos. En un momento en el que el cinismo cotiza al alza, en el que el resentimiento o la crueldad son asociados a la inteligencia, en el que la mejor forma de mostrar que eres brillante es mediante insultos deslumbrantemente ingeniosos, en este contexto es necesario apostar de manera militante y radical por la amabilidad. La mejor manera de mostarle el culo a un sistema económico que nos quiere enfrentados es practicar la amabilidad, incluso durante estas fechas. Como he leído por ahí, nice is the new punk.

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