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Prats, Xescu

La ecotasa no era esto

El Govern balear se ha gastado casi 600.000 euros del Impuesto de Turismo Sostenible en financiar la gala juvenil ‘Los 40 Music Awards’, celebrada en Mallorca el 12 de noviembre. Lo ha hecho bajo el argumento de que, dicha tasa, que se cobra a los turistas en hoteles y alojamientos turísticos, no solamente tiene un fin medioambiental, sino también de desestacionalización turística y reactivación económica. Así lo ha definido, literalmente, el portavoz del Govern y conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela.

En realidad, la ley que regula la ecotasa establece un total de seis objetivos en los que invertir el dinero recaudado. De la misma forma que los diez mandamientos se resumen en dos, las vías lícitas para gastar los fondos del impuesto turístico también pueden abreviarse atendiendo a la doctrina de Negueruela. Sin embargo, el lector habrá observado que su definición, en realidad, resulta tan ambigua que cualquier proyecto, por inverosímil que a priori nos pudiera parecer, encaja en ella.

Veámoslo con ejemplos. En base a desestacionalizar el turismo, cabría invertir los fondos de la ecotasa en construir pistas de nieve artificial en todas las islas del archipiélago o incluso incentivar la llegada de cruceros en temporada baja, por más que en Ibiza los que atracan contaminan lo mismo que todos los coches que circulan por nuestras carreteras en un año. Y en pro de la reactivación económica, por ir a lo descabellado, se podrían crear nuevas autovías, puertos deportivos y campos de golf o incluso financiar a los hoteleros la edificación de nuevos complejos vacacionales en la costa y levantar sobre las praderas de posidonia un puente que uniese Ibiza y Formentera.

En definitiva, tal y como está redactada la ley, con la ecotasa se puede hacer prácticamente cualquier cosa. El destino idóneo para estos fondos no es, por tanto, una cuestión de literalidad legislativa o incluso de semántica, como en la que pretende enredarnos el conseller de Turismo, sino de sentido común, coherencia y equilibrio. Antes de tratar de justificar lo injustificable, como es este desaguisado, hay que ponerse en la piel del turista que ha abonado el impuesto y del empresario que lo ha recaudado.

El Govern, desde el principio, nos lo ha vendido como una tasa ambiental para amortiguar y corregir las consecuencias que tiene el turismo masivo sobre el territorio. Una idea interesante y necesaria que, sin embargo, se desmorona cuando descubrimos que el dinero se destina a financiar una gala musical destinada a un público tan joven que ni siquiera tiene capacidad para comprar un billete de avión y que, además, se organiza para beneficio de una empresa privada. ¿Qué relación tiene el pop con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente? Cualquier persona que se haya visto obligada a abonar la ecotasa, incluidos los propios ibicencos cuando han pernoctado en un hotel de Mallorca, Menorca o Formentera, hoy probablemente se sienta estafada.

Por un momento, dejemos al margen el retorno que pueda tener este patrocinio de más de medio millón de euros. Tampoco barruntemos sobre la cantidad de festivales y eventos culturales que se habrían podido financiar con este importe y de paso ayudar a los músicos del archipiélago, que han estado más de un año inactivos por la pandemia. Imaginemos incluso que financiar la gala de Los 40 Principales, que ciertamente tuvo repercursión mediática, representa una magnífica inversión para Balears. Entonces, tendría que haberse abonado con fondos de Turismo, de Cultura o de cualquier otra conselleria; nunca, en ningún caso, con el Impuesto de Turismo Sostenible que, volviendo a la semántica, por algo lleva ‘Sostenible’ en el nombre.

La tasa más polémica que el Govern balear ha creado en los últimos años, y que probablemente arrancó con el apoyo de una parte importante de la ciudadanía, debería responder a tres preceptos inamovibles. En primer lugar, cada isla tendría que recibir hasta el último céntimo de lo que recauda, ya que dicha cantidad es directamente proporcional a la presión turística que padece. En segundo término, sus fondos habría que destinarlos a proyectos exclusivos de mejora ambiental y recuperación de paisajes. Y tercero, nunca debería emplearse para costear proyectos que las consellerias y las entidades públicas ya tienen la obligación de asumir con los presupuestos generales de la comunidad autónoma, como redes de saneamiento, depuradoras, etcétera, por mucho beneficio ambiental que dichas mejoras supongan.

Si se pretende blindar la ecotasa y que esta perdure cuando llegue un gobierno de otro color político, tal vez convendría modificar la ley especificando de forma mucho más precisa en qué se emplea y no vuelva a ocurrir el penoso ejemplo de ‘Los 40’, que no hay por donde coger, al igual que otros que también se han producido. Cada temporada que pasa, se arma a los detractores del impuesto con más munición.

@xescuprats

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