Diario de Ibiza

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Emma Riverola

Ciudades sucias

B arcelona está sucia. Devorada por el tráfico. Irascible… No hay nada falso en las acusaciones. Y, sin embargo, ¿es Barcelona una excepción? Basta asomarse al hashtag #MadridEstáSucio para establecer un diálogo en la incomodidad. Si miramos más allá, la conversación se convierte en asamblea. IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) acaba de publicar un estudio: 8 de cada 10 habitantes de París consideran que la ciudad está «sucia». En el Reino Unido de Boris Johnson la situación anda aún más desquiciada. Una encuesta ha desvelado que el 31% de los trabajadores de comercios ha sufrido abusos por parte de los clientes durante los últimos meses. Londres es la ciudad europea con mayores costes sanitarios por contaminación.

Hemos salido de las guaridas de la pandemia como lobos hambrientos. Arrasando. Más despegados de los espacios compartidos. Más iracundos. La contaminación nos asfixia. Y, aun así, hay alternativas. Una iniciativa popular en Berlín acaba de reunir 50.000 firmas en un tiempo récord para impulsar un referéndum a favor de prohibir el tráfico en el centro de la ciudad: 88 kilómetros cuadrados. Por una ciudad más limpia, más apacible. Los problemas son globales. Al fin, las soluciones también lo serán.

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