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Carles Francino

Dudas razonables

«Tener mi lista de actores y actrices, diferenciados sí, no me supone ninguna carga en forma de prejuicio»

No sé si estoy cometiendo un pecado mortal, pero tengo dudas ante la decisión del Festival de San Sebastián de eliminar la distinción de género en sus premios. Primero fue Berlín, ahora es Donosti y posiblemente otros festivales engrosen la lista. Ya no habrá Concha de Plata al mejor actor y a la mejor actriz, sino al mejor intérprete. Color neutro. Mi duda es si esto realmente ayuda en algo a la igualdad o al feminismo porque si es así, sinceramente, me cuesta verlo. Tampoco digo que me parezca un horror, porque el argumento de reconocer el talento por encima de otras consideraciones resulta impecable; pero debo ser un animal de costumbres y la verdad es que tener mi lista de actores y actrices, diferenciados sí, pero a los que me une la pasión por el cine, no me supone ninguna carga en forma de prejuicio. No creo que contamine mi mirada sobre los méritos de unos y de otras. Y como no siempre puede hallarse la fórmula mágica que explotó, por ejemplo, con Jodie Foster y Anthony Hopkins en El silencio de los corderos, donde ambos se llevaron un Oscar indiscutible, no entiendo la obligación de poner a competir, vamos a citar otro ejemplo, a Marlon Brando y Liza Minnelli cuando, en 1972, fueron premiados por ‘El padrino’ y ‘Cabaret’. No cabe imaginar películas más distintas ni papeles más alejados, con perfiles masculino y femenino, claro, porque así lo requieren las historias que se cuentan.

Mi pregunta es: ¿aporta algo sustancial eliminar esa diferencia en el reconocimiento? Ahí es dónde no lo tengo claro. La otra tarde tuve oportunidad de comentarlo con el director del festival, José Luis Rebordinos, un tipo absolutamente encantador al que los más idiotas del barrio ya se encargaron de crujir en Twitter a base de insultos; y aludió a que el género es solo una construcción social. Pero lo que más me interesó fue su talante: «Yo no aspiro a tener la razón absoluta. Si dentro de un tiempo vemos que hay que cambiar, pues cambiaremos. No tenemos certezas, pero sí voluntad de ayudar a construir una sociedad más justa». Yo me apunto a eso. Siempre. Con dudas incluidas.

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