Diario de Ibiza

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Miguel Ángel Riera

Divina misericordia

La violencia parece la característica principal de nuestra sociedad. Disturbios por todas partes, enfrentamientos, peleas, insultos, agresividad en muchas relaciones… uno necesita en medio de tanta intimidación un rincón para encontrar la paz, la paz del corazón. No nos podemos permitir el vivir en este estado de cansancio emocional. No solo provocado por las pandemias que nos azotan, sino por la situación precaria en la que tantas personas están viviendo. Este domingo, segundo del tiempo pascual, celebramos el domingo de la Divina Misericordia.

En medio de tanto dolor, un mensaje de paz. Un mensaje de esperanza, un Dios misericordioso que no se cansa de amar y de perdonar. Una buena noticia en un mar de desgracias y de peleas. “Paz a vosotros” (Jn 20, 19-31) y les mostró las manos y el costado. En las manos y en el costado las marcas de los clavos y de la lanzada. ¡Cuantas manos marcadas por los clavos y costados heridos por tantas lanzadas recibidas! Pero todas estas heridas, en Jesús, se transformaron en vida. La ira y el odio, con el “perdónales por que no saben lo que hacen” se convirtieron en una fuente de amor y de misericordia. Es la solución. La confianza, la fe, la esperanza… saber, desde el dolor, descubrir la clave para crecer y experimentar la fuerza que sosiega nuestras ansias y nuestros anhelos.

«Cada día es una nueva oportunidad. Mirar la vida y el futuro como un reto del que somos capaces de salir más fuertes. Pero nunca solos»

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La capacidad de recomenzar de nuevo. El Papa Francisco nos lo expresa así en Fratelli Tutti: “Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una nueva etapa. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna… De querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído…” (n. 70). Cada día es una nueva oportunidad. Mirar la vida y el futuro como un reto del que somos capaces de salir más fuertes. Pero nunca solos. Frente a tanto dolor e individualismo, iniciemos una etapa nueva dónde nos convirtamos en una comunidad que testimonia, ama, cree y espera, que espera en un Dios vivo y que nos pide que seamos testigos de vida y de misericordia.

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