El maldito coronavirus ha alterado nuestras vidas hasta límites inimaginables. En el ámbito del deporte, la pandemia también ha alterado todos y cada uno de los planes de, por ejemplo, los organizadores de los grandes eventos deportivos que se disputaban durante los últimos años en fechas como la Semana Santa, en la que Ibiza y Formentera eran sinónimo de destinos turísticos asociados también a competiciones de primerísimo nivel y que daban una vida maravillosa a las islas. No se imaginan cómo echo de menos las etapas de la Vuelta a Ibiza MTB o el bullicio y el ambiente que generaba una prueba con mucha solera como La Ruta de la Sal, regata de altura para veleros de la clase crucero, por citar solo algunos. El dichoso covid se los cargó ya en 2020 y sembró de incertidumbre un panorama que, un año después, sigue siendo desolador. Algunos eventos como la Ibiza’s Footbal International Friends Cup ni siquiera han podido ver la luz todavía por culpa del coronavirus. Y otros como el Ibiza Marathon vieron frenado su crecimiento. Un duro revés para sus organizadores, que necesitan ver la luz en este oscuro y largo túnel. Ellos, los deportistas, los aficionados y los medios de comunicación. Que acabe ya esta pesadilla, por favor.
