Diario de Ibiza

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Gonzalez,-Elena

Pasarela Ca n’Escandell

Siento vergüenza ajena por la enésima fotografía de cargos socialistas en Ca n’Escandell. Del posado de la ministra de los ‘minipisos’, allá por 2010, al del otro día del todopoderoso Ábalos, cuya simple firma hace llover, pues el PGOU de Vila está paralizado por la minucia de que no hay agua para nuevos crecimientos urbanísticos, el desfile de prebostes por un solar tan vacío como sus promesas es la representación gráfica más elocuente del fracaso en articular una política de vivienda social. Populismo y humo. Aun así, no me cabe duda de que, pese al agotamiento de los recursos hídricos, nuestros próceres sacrificarán una vez más la sostenibilidad a los réditos políticos, edificarán y, postureo de primeras piedras mediante, igual en 2030 entregan las llaves. Pero no habrán solucionado nada. Ya nos pueden llenar Eivissa de cemento, hipotecando su futuro, que mientras no se frene la especulación, los hijos de esta isla no podrán, salvo excepciones, comprarse un piso en la tierra que los vio nacer, impotentes ante la realidad de que el suelo se esquilma para levantar segundas, o terceras, residencias. Ni tampoco se pondrá fin a los alquileres desorbitados porque haya 500, o 1000, públicos. Sin ley de acceso a la vivienda digna de tal nombre, al menos a mí, hoy por hoy me merece menos confianza el abultado álbum de fotos de Ca n’Escandell que las oficinas antiintrusismo y las multas disuasorias a los pisos turísticos. Sobre todo cuando sí se cobran.

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