Manos Unidas nos invita a ser solidarios. En estos momentos donde los contagios dan miedo, esta institución de la Iglesia que lleva más de sesenta años trabajando para erradicar el hambre, nos invita a contagiar, pero a contagiar solidaridad. Si no somos capaces de “enfermar” solidariamente hablando seremos incapaces de acabar con la pandemia más dolorosa de la historia de la humanidad, el hambre. Y creo que no me equivoco si digo que es la pandemia más dolorosa por dos motivos, en primer lugar por que para la pandemia del hambre tenemos la vacuna. Y en segundo lugar por que es una lacra que afecta a la humanidad desde hace demasiado tiempo.
Hemos oído a muchos políticos, economistas, personal sanitario, investigadores y personas dedicados a diferentes menesteres que afirman que solo desde la unidad podremos acabar con el covid. Cierto. También con el hambre. Manos Unidas nos recuerda que los países que eran víctimas de la lacra del hambre se están sintiendo todavía más golpeados por la pandemia y que además ven muy lejos la posibilidad de recibir vacunas para afrontar este virus, y el resto de virus que se ceban con los más débiles y los más pobres. Para combatir todos los males que nos afectan es necesario cambiar nuestros estilos de vida. Ser más solidarios y más responsables con el bien común y con el cuidado de nuestros pueblos y de nuestro entorno.
Una vez más, ahora desde Manos Unidas, “se nos incita a seguir acompañando a nuestros hermanos del Sur en la defensa de una vida digna para todos. Solo con la participación de todos es posible caminar hacia un mundo donde los derechos humanos dejen de ser una declaración de intenciones para convertirse en justa realidad”. Se nos invita, como refleja el Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti, a poner en marcha políticas sociales que hagan posible un desarrollo humano integral, políticas “con” los pobres, “desde” los pobres inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos (n. 169), luchando contra el individualismo que solo somos capaces de vencer uniendo nuestras manos.
