Llevan meses dándonos la matraca desde las administraciones públicas con lo que podemos y no podemos hacer: no pasar fuera de casa más que el tiempo indispensable, recogernos pronto, cerrar los bares a una hora determinada, no llevar a los niños al parque, llevar siempre mascarilla, extremar la higiene, no fumar en la calle... La gran mayoría de los ciudadanos hemos aceptado las restricciones por solidaridad y por responsabilidad y ahora viene la consellera de Salud del Govern, Patricia Gómez, y se carga toda esa labor social y pedagógica de un plumazo. Para justificar lo injustificable, que la presidenta Armengol estuviera tomando un gintonic en un bar a la una de la mañana, según el Govern, o a las dos y diez, según el parte de la Policía Local de Palma, la consellera Gómez aseguró que «cada uno en su tiempo libre hace lo que considera oportuno». Y no, los ciudadanos de estas islas y del resto de España, hace tiempo que no hacemos lo que nos viene en gana sino lo que nos dicen que tenemos que hacer por el bien de todos. Así que, en este caso, es mejor que no hagan caso a la consellera, que sigan cumpliendo las normas por contradictorias que parezcan a veces y que sean responsables, aunque a veces nuestros políticos no lo sean.

@ Fdelama