Respetado Joan Lluís, ¡una mala pluma la tiene cualquiera! Está claro que no ha sido tu mejor día, pero no pasa nada, es como una mala canción en una sesión. Bueno mejor no hablaré en términos de dj, que me consta que reputados periodistas como tú nos tenéis en muy baja consideración.

No te preocupes que cuando no se escuche más música en la isla, los hoteles estén vacíos y el turismo elija otros destinos, es posible que tú acabes en algún diario regional de la España profunda haciendo crónica de sucesos.

Como bien sabrás, Ibiza tiene muchos años de historia y siempre fue lugar de inspiración para artistas, músicos y djs como lo reflejan algunos documentales de Pink Floyd o la película '24h Party People' con New Order, entre otras. Es posible que «los pastilleros de ahora», como tú dices, lleven camisas de Ralph Lauren y escuchen reguetón, pero no se trata de eso sino de cómo se ha llevado todo esto. La doble moral: por un lado se omite la realidad y por otro me enriquezco con esta industria.

El ejemplo del dj, o 'filósofos del ruido' al que te refieres, para mí que estuve muchos años pinchando en Space, es impecable, siempre inculcando buenos valores, animando a nuestros queridos visitantes y promocionando una isla que, si no fuera por la música, seguramente no sería la referencia mundial que es, y que tanto beneficio y buena vida nos ha dado a todos. Por no citar las ayudas de los Clubes a la Cruz Roja, patrocinios deportivos y cultura (sí amigo, ¡la música es cultura!). El problema, querido Joan Lluís, es que nadie, nunca jamás desde las instituciones, hizo campaña alguna para informar y evitar esos problemas que pudiera encontrarse un chaval o chavala de 20 años que viene a trabajar a Ibiza y no sabe nada. Ahí sí que podríamos haber sido pioneros en dar educación para disfrutar de la música. Hay miles de personas que visitan la isla y a las que también les gusta bailar y conocer algo que es ya innegable marca de la casa, nuestra alegría y forma de vida. Sentir cosas que solo pasan aquí cuando vienen de vacaciones: música, diversión, playas, gastronomía, deporte y la gran riqueza cultural de la isla.

Lo bueno es que afortunadamente, cuando todo el problema sanitario acabe, ¡hasta a ti te va a apetecer bailar! Estaremos ahí para divertirte, tranquilo.

Querido compañero, es mucho mejor utilizar el oficio de la comunicación para cosas más positivas, que hagan sentir bien y nos ayuden a cambiar el mundo o la isla a mejor porque la rabia no es buena compañera y la lástima lastima. Nuestra reputación del turismo vale mucho más que un puñado de clics, ¿no te parece?

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