Los jóvenes británicos que lleguen a la isla en este verano raro, raro, raro no van a tener que jugarse el físico adentrándose en las callejuelas escondidas, o no tanto, de sa Penya ni pasearse por el (desangelado) West End o por Platja d'en Bossa en busca de droga. Si tienen WhatsApp tienen un tesoro. Grupos organizados ofrecen toda clase de sustancias estupefacientes a través de esta aplicación en la que hay ya 400 clientes apuntados. Es como la carta de un restaurante, pero con psicotrópicos, incluso cuentan con la oferta del día: «Hoy, 2 gramos de setas alucinógenas gratis a los primeros clientes». No está mal, teniendo en cuenta que los hongos cuestan entre 5 y 10 euros el gramo. Y si alguien quiere cocaína o ketamina, trasladan el pedido a otro socio. Con discreción eso sí: hay que borrar ese mensaje con rapidez. Tampoco falta en el menú el óxido nitroso o gas de la risa, que hasta el año pasado se vendía con total impunidad en el mismísimo paseo de ses Variades a plena luz del atardecer y que luego dejaba un rastro de globitos por la costa. Se acabó el negocio para los vendedores habituales, cuyos métodos han quedado viejunos al lado de la innovación tecnológica de los wasaperos británicos. Los piratas de los piratas. Ya solo falta que una empresa monte una especie de Glovo para que el perico llegue a los domicilios en un periquete. Para flipar.