No habrá encuentros en la tercera fase. Ibiza y Formentera tardaremos al menos una semana más en mezclarnos de nuevo. Eso si los descerebrados lo permiten, porque viendo el desalojo de la zona de baño de es Calonet, donde se habían congregado alrededor de cien personas, unas con perros sin atar, otras de botellón y la mayor parte sin guardar la distancia de seguridad exigida, la desescalada nos dura en la isla hasta Navidad. Ya me veo comiendo las uvas solo, barbudo y ojeroso, más blanco que la cal de la pared. Total, que toca esperar y seguir manteniendo la cordura. Algo en lo que han coincidido nuestros dos presidentes, Vicent Marí y Alejandra Ferrer. Algo muy loable sobre todo con la que está cayendo. Entre los pirómanos de los grupos de Whatsapp y los impresentables de nuestros políticos nacionales estamos creando un ambiente nada saludable. Ninguno de mis colegas está en la obligación de dar ejemplo: allá cada cual con su conciencia. Aunque a alguno le reprocho que use lenguaje prebélico, intimidatorio y muchas veces ofensivo, seguirá siendo colega. Como solemos decir, «será imbécil, pero es nuestro imbécil». A los políticos, por el contrario, no les perdono esta falta de saber estar, esta caída en la depravación lingüística en un momento que precisamente requiere, exige, nobleza y voluntad de diálogo y de pactismo. Me dan una vergüenza tremenda, unos y otros. Por eso agradezco el ejercicio de coherencia y buen sentido de nuestros dos presidentes. Por una vez, ¡chapó!