Una de las experiencias más especiales que he vivido ha sido la de nadar con tortugas en Akumal, en la península de Yucatán, en México. Akumal se salvó de ser un destino más de los grandes resorts que cubren la costa de la Riviera Maya debido a la gran presencia de mosquitos que había en la zona. Gracias a ello es un paraíso donde las tortugas acuden a desovar y donde es fácil verlas a poca distancia de la playa. Los turistas tienen un trozo de mar balizado para hacer 'snorkel' y es obligatorio ir con guía para salir de esa zona o llevar al menos un chaleco salvavidas para flotar y no pisar los corales que viven a pocos metros de la costa. Es impresionante observarlas comer en el fondo del mar y ver cómo ascienden a la superficie a respirar a tu lado sin inmutarse. Desgraciadamente, las últimas imágenes de tortugas que he visto en Eivissa son bien distintas: ejemplares que arrastran redes y plásticos y son salvadas por navegantes; otras malheridas que son rescatadas, curadas y devueltas al mar; una que vino a desovar a la costa de Santa Eulària y fue importunada por alguien que se hizo un selfi con ella y la asustó y deslumbró con el flash de su móvil; o una tortuga con un anzuelo en el interior de su cuerpo y un palo de chupa chups atravesado en la boca.